Ficha técnica
Miguel Ángel Revilla habla abiertamente de la demanda que le interpuso el rey Juan Carlos I: "bueno, la gente está conmigo, hombre, no todos. Tiene que haber de todo, ¿no? Pero yo, esta batalla la he ganado donde más me interesa, con la gente buena que está de acuerdo conmigo. Y eso para mí es muy superior a que me puedan condenar a cualquier cosa, muy superior. Yo vivo del cariño de la gente, no aspiro a otra cosa, ni tengo ya otra meta. Esa es la mía. Y aquí estoy, curiosamente, con esto, 15 años hace que yo hablaba bien de este hombre, y este libro que es, según el emérito, la prueba que cree que le obliga a demandarme. Bueno, que la gente lo lea y compruebe que no digo más que la verdad. Yo no he mentido ni miento, porque la verdad es subjetiva. Yo nunca diría nada consciente de que es mentira. Yo creo que es verdad lo que digo, y por eso me veo en la obligación de decirlo, nada más." Asegura que está tranquilo: "yo sí, porque la gente está conmigo, por todos los sitios. Un cariño que no sé si me lo merezco, pero es muy bonito que la gente te quiera, porque yo estoy siempre en la calle, y yo no llevo nunca guardaespaldas. Sería terrible que yo fuera por la calle y me insultaran, ¿no? No lo soportaría, ¿no? Entonces estoy en una etapa, pues, de tranquilidad con mi conciencia, y de felicidad, en cierto modo, ¿sí? Soy muy feliz ahora, viendo que la gente me apoya y que todo lo que digo. Pues ellos piensan que es cierto, y que ha sido una decepción terrible para tantos españoles, y muy especialmente para mí, que le tuve en un pedestal, ¿no? Pero claro, cuando la gente cambia hay que decirlo, ¿no? Y más cuando se está tan arriba representándonos a todos. No se puede ser con esa persona generoso, hay que ser exigente, más que con nadie. Con aquellos que tenemos una responsabilidad, hay que exigirnos más. Que al normal que va por la calle no tiene esa responsabilidad. Así lo veo yo." Cuando le preguntan si la demanda sigue en Madrid, bromea: "pues no lo sé, pero ya tarda, ¿no? Yo estoy bajando todos los días al buzón de astillero allí, a mirar a ver si está el papeluco, y no le veo de momento." Total Miguel Ángel: - Buenas tardes Miguel Ángel. - Buenas tardes. - ¿Qué tal se encuentra? - Bueno, pues con mucho calor para un día que en Cantabria tenía 19 grados, estos 40 de Madrid lo estoy pasando un poco regular, pero bien, bien. - Pero oye, como le quiere la gente, ¿no? Está viniendo mogollón de gente. - Bueno, la gente está conmigo, hombre, no todos. Tiene que haber de todo, ¿no? Pero yo, esta batalla la he ganado donde más me interesa, con la gente buena que está de acuerdo conmigo. Y eso para mí es muy superior a que me puedan condenar a cualquier cosa, muy superior. Yo vivo del cariño de la gente, no aspiro a otra cosa, ni tengo ya otra meta. Esa es la mía. Y aquí estoy, curiosamente, con esto, 15 años hace que yo hablaba bien de este hombre, y este libro que es, según el Emérito, la prueba que cree que le obliga a demandarme. Bueno, que la gente lo lea y compruebe que no digo más que la verdad. Yo no he mentido ni miento, porque la verdad es subjetiva. Yo nunca diría nada consciente de que es mentira. Yo creo que es verdad lo que digo, y por eso me veo en la obligación de decirlo, nada más. - ¿Y ahora la demanda, supongo, sigue aquí en Madrid? - Pues no lo sé, pero ya tarda, ¿no? Yo estoy bajando todos los días al buzón de Astillero allí, a mirar a ver si está el papeluco, y no le veo de momento. - De momento usted... ¿Usted está tranquilo? - Yo sí, porque la gente está conmigo, por todos los sitios. Un cariño que no sé si me lo merezco, pero es muy bonito que la gente te quiera, porque yo estoy siempre en la calle, y yo no llevo nunca guardaespaldas. Sería terrible que yo fuera por la calle y me insultaran, ¿no? No lo soportaría, ¿no? Entonces estoy en una etapa, pues, de tranquilidad con mi conciencia, y de felicidad, en cierto modo, ¿sí? Soy muy feliz ahora, viendo que la gente me apoya y que todo lo que digo. Pues ellos piensan que es cierto, y que ha sido una decepción terrible para tantos españoles, y muy especialmente para mí, que le tuve en un pedestal, ¿no? Pero claro, cuando la gente cambia hay que decirlo, ¿no? Y más cuando se está tan arriba representándonos a todos. No se puede ser con esa persona generoso, hay que ser exigente, más que con nadie. Con aquellos que tenemos una responsabilidad, hay que exigirnos más. Que al normal que va por la calle no tiene esa responsabilidad. Así lo veo yo. - ¿Cuenta con el apoyo de su familia, supongo, en primer lugar? - Sí, hombre, claro, la familia, por supuesto. Ahí está una hija mía, ahora, acompañándome, y sobre todo la gente. - Bueno, venga, gracias. - Y que le hayan dicho, como por ejemplo, Esperanza Aguirre, bocazas, usted, todos estos comentarios, ¿por dónde...? - No, no, bueno, ya sabrá lo que dice, no, no, yo no. No entro en descalificaciones, no. Bueno, supongo que ella mantiene unas tesis políticas que yo no comparto para nada, y claro, le molesta que una persona como yo sea querida y apoyada por tantos, ¿no? Ya tiene otro esquema de la vida, ¿no? Yo no voy en ese camino, voy por otro lado, ¿no? No sé si mejor o peor, pero yo hago lo que creo que debo de hacer a mis años, ¿no? Decir lo que pienso, y ser como he sido siempre, una persona normal, que no he presumido de nada, que ha tenido cargos, pero no he presumido de ellos. Que lo mismo he estado arriba, que abajo, siempre el mismo. Mi apodo en Cantabria es Revilluca, pues, ese soy yo. Venga. - Muchísimas gracias. - Venga. - Y oye, que vendan muchísimos libros. - Gracias.
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