Alonso Caparros arrepentido de hablar mal de su padre

Alonso Caparrós, arrepentido de haber hablado mal de su padre: "yo, dada mi experiencia... No le recomiendo a nadie y siempre desde mi experiencia, pero sacar las miserias familiares en público nunca tiene un buen resultado. Yo no se lo recomiendo a nadie. Pasé por eso y desde ahí lo digo, no es recomendable. Cerrar luego esas heridas es distinto que si tienes una bronca en la intimidad. Fuera, luego cuesta mucho, es mucho más difícil solucionar todo eso, así que desde ahí yo lo digo" Total a Alonso: - Cómo estás? Sí, muy bien. Alonso, a ver, buenas noches, ¿qué tal? - Pues feliz, encantado, imagínate, venir a ver estopa con todo el equipillo de Espejo. Es el mejor. Y con mi mujer, que es el mejor. - ¿Qué más se le puede pedir a estas navidades? Un buen plan de navidad. Oye, ¿qué más podéis pedir en estas navidades? - Familia, familia, familia y más familia. Y todavía me quiero hartar.Porque están siendo unas navidades muy, muy chulas. Están siendo buenas, ¿eh? - No te podrás quejar, hijo mío. - Están siendo, yo creo que están siendo, para cómo están las cosas y cómo está el mundo, yo creo que podemos dar gracias que estamos teniendo unas navidades guays. - ¿Qué no balance de otras navidades a estas, Alonso, cuando tenemos el amor de todo? Que otras veces ya sabes tú. - ¿Te refieres a mí? - Sí. - Sí, yo este año es un año en el que creo que es uno de los mejores de mi vida. Por un montón de cosas que se juntan. Vamos, es lo único que te puedo decir. Estoy encantado. - ¿Llegar ahí ha sido fácil y difícil? - Ha sido muy interesante. - Cuanto menos curioso. - Curioso, intenso. Pero oye, mira, al final, mira dónde estamos. Lo digo estamos porque estamos ahora trabajando juntos, pero al final el sitio donde estoy ahora estoy feliz. Con muchos proyectos con furor para empresa, con Espejo Público, además haciendo reportajes muy chulos en el programa. O sea que fantástico. - ¿Entrar en el equilibrio profesional con lo personal, no, Alonso? - Pues 54 años me ha costado y todavía no estoy seguro de haberlo alcanzado del todo, pero estoy en ello, creo. - ¿Merece la pena esos 54 años de lucha? - Sí, de verdad que sí, de verdad que sí. Yo a día de hoy no me puedo quejar de nada. Lo tengo todo, absolutamente todo. - Oye, tenemos que hablar de la actualidad de Raphael. Por ejemplo, aquí está este colaborador. Suponemos que han seguido mucho toda esta parte de él, nuestra enfermedad, que ya por fin le han dado el alta. Está en casa tranquilito. - Lo único que se me ocurre con Raphael es quererlo mucho, porque Rafael es Raphael, no es un artista cualquiera. Forma parte de la vida, por lo menos de la mía, desde muy pequeñito, además por la cercanía con mi padre. Pero quererlo mucho, mandarle un abrazo muy grande a toda la familia, porque es un momento difícil, complicado, y desear que se ponga bien lo antes posible y que lo volvamos a ver en los platós. - Tu papá y Raphael no es solo amistad, ha habido entrevistas y ha habido personalidad, no - Bueno, son de la misma generación, prácticamente tienen creo que la misma edad, entonces desde pequeño yo escuchaba a mi padre hablar de Rafael y de todos los de su generación, Serrat, etcétera, etcétera, etcétera. Pero Raphael es uno de ellos, ¿no? Entonces el vínculo, más allá de conocerlo, por ser quien es, pues siempre ha estado en mi casa de aquí para allá y como tú dices, pues bueno, se conocen, se han entrevistado, se quieren, son de la misma generación. - Eres hijo de dos grandes, gran paralelismo, ¿no? - ¿Cómo que dos grandes? - Raphael es grande, tu padre es grande. - Bueno, sí, sí, sí, sí, soy hijo de un gran, yo qué sé, ¿no? Muchos años escuchando y con los medios metidos en casa, ¿no? Medios, artistas y todo eso, gente que se está marchando ya. - Y la última, tú sabes que, porque comentamos muchísimas veces estas cosas de los hijos hablar de los padres, de los familiares, de romper su silencio, ¿tú en algún momento te lo planteaste? - Yo, dada mi experiencia... No le recomiendo a nadie y siempre desde mi experiencia, pero sacar las miserias familiares en público nunca tiene un buen resultado. Yo no se lo recomiendo a nadie. Pasé por eso y desde ahí lo digo, no es recomendable. Cerrar luego esas heridas es distinto que si tienes una bronca en la intimidad. Fuera, luego cuesta mucho, es mucho más difícil solucionar todo eso, así que desde ahí yo lo digo. - Te queremos, Alonso. Chao. - Gracias por estar ahí. Te veo en un rato. - Cuídate, chao.