Ficha técnica
Ana Turpin recuerda a su exsuegro, Ricardo Bofill, y el gran trabajo que hizo en vida para la arquitectura española: "me parece un genio, es algo que nos trasciende y eso es maravilloso. Haber conocido y haber compartido tiempo, diálogo, charlas, yo siempre digo que es la persona que más me ha influido en deconstruir mi cabeza para construirla de otras maneras y ganar espacios". Agradece haber compartido charlas con él durante el tiempo en que fueron familia: "soy privilegiada de haber podido compartir tantos años y tantas charlas.". Pudo despedirse de él unos meses antes de su fallecimiento gracias a un viaje a Barcelona: "fue un poco como nuestra despedida, de alguna manera. Aparte, lo sentí así en ese momento". Asegura que la familia de Ricardo Bofill está lidiando con el luto pero recordando que hay que seguir adelante con la vida: "la familia está triste, lógicamente. Es una pérdida muy grande, es una figura muy grande y que dejó un vacío como padre y como persona que trasciende. Con el duelo y la vida, hay que seguir y ya está. Esto es así, nos va a pasar a todos". Ana Turpin agradece poder trabajar con Jorge Sanz y María Barranco por aprender sobre la historia del cine a través de sus anécdotas: "trabajar con ellos es como que estoy con personas que me están contando anécdotas de la historia de nuestro cine, es un lujo" "te hacen entender nuestra propia historia cinematográfica por todos los momentos que pasamos, de cómo es". Recuerda que ella no escogió la profesión de actriz como primera opción, sino que fue algo que se puso en su camino: "terminé de estudiar y me vino, yo digo que es una profesión que me eligió ella a mí. Lo que he dejado es dejarme vivir por ella y formarme muchísimo, intentar hacer una carrera lo más extensa y profunda de muchos registros". Se toma su carrera profesional como un camino de constancia y mucho trabajo: "considero esta profesión de largo recorrido y lo que quiero, lo que me gusta, me ocupo es de poder hacer mejores personajes y estar más preparada, más formada y seguir curiosa. Eso es mi motor". A los estrenos siempre invita a un grupo de personas cercanas capaces de darle consejos constructivos: "tengo un grupo de gente vinculada a la profesión pero que ya se han convertido en mi familia, me encanta que sean los primeros que lo vean porque siempre me van los mejores consejos y hacen que siga creciendo". Recuerda cómo fue hacer una gira teatral durante la pandemia: "llegábamos a los sitios y los teatros estaban al treinta por ciento, no había restaurantes, teníamos que comprar para bocadillos y cenar en los hoteles". Está deseando que se rebajen las medidas sanitarias para poder disfrutar de las emociones del público: "tengo ganas ya de ver las caras, las sonrisas. Hemos aprendido a ver las sonrisas con los ojos pero tengo ganas de ver dientes". Total Ana Turpin: - Buenas tardes, cuéntanos y convéncenos ¿por qué tenemos que venir a ver 'El Premio'? - Primero, porque es una comedia fresca, divertida, donde pone el punto sobre al final, son cosas que todos tenemos. Aquí, es un premio literario, dónde están nuestros límites éticos, hasta dónde somos capaces de llegar por el éxito. Se puede llevar a cualquier ámbito de la vida. A raíz de eso, se crea un entramado del autor, que ha hecho un trabajo maravilloso, un texto muy vivo y con mucho trasfondo. Me parece que está muy bien. Es para todos los públicos, se lo va a pasar muy bien y, al mismo tiempo, no es una comedia que se quede ahí, sino que tiene un trasfondo que habla de nuestra propia condición ante ese éxito que a veces ponemos fuera. - Y además, con dos compañeros de lujo. Mira que llevas años en el mundo de la interpretación pero lo de María y Jorge - La verdad es que es un gusto. Trabajar con ellos es como que estoy con personas que me están contando anécdotas de la historia de nuestro cine, es un lujo. Jorge empezó con seis años, me parece algo increíble. Su carrera es extensa, yo empecé mucho más tarde y llevo ya veintidós años, imagínate ellos. Es maravilloso porque te cuentan muchísimas anécdotas, muy divertidas, que te hacen entender nuestra propia historia cinematográfica por todos los momentos que pasamos, de cómo es. - Lo tuyo no fue especialmente vocación. ¿Cómo acabaste? - No, yo vengo a Madrid a estudiar Gemología, diseño de joyas, todo lo relacionado con la joyería y para sacar un dinero extra empecé a trabajar. Directores con los que trabajaba, al principio, cosas de publicidad, empecé a trabajar con directores potentes. Mi primer anuncio fue con Alejandro Amenábar, que cuando ganaba el premio a dirección novel por 'Tesis', ofrecían una mega campaña de telefonía. Se pensaba que era actriz y me dijeron: ¿por qué no lo haces? Terminé de estudiar y me vino, yo digo que es una profesión que me eligió ella a mí. Lo que he dejado es dejarme vivir por ella y formarme muchísimo, intentar hacer una carrera lo más extensa y profunda de muchos registros. Llevo veintidós años con muchísima preparación, continua y constante, y he tocado casi todos los palos: cine, televisión, teatro, diferentes géneros y larga vida, que nunca se saben los caminos. - Tampoco has tenido un momento de parón largo. - Soy muy constante, en eso soy un poco diésel. Llevo veintidós años viviendo de mi trabajo, hoy lo decía. Para mí, el éxito es vivir de mi trabajo y tener continuidad y acceder a mejores trabajos. Yo siempre digo que ni lo bueno es tan bueno, ni lo malo es tan malo. Hay que seguir creciendo. Considero esta profesión de largo recorrido y lo que quiero, lo que me gusta, me ocupo es de poder hacer mejores personajes y estar más preparada, más formada y seguir curiosa. Eso es mi motor. Yo creo que cualquier profesión hay que estar muy activo, tener la curiosidad alerta y nutrirse. Ni lo bueno tan bueno, ni lo malo tan malo. - ¿A quién te sueles traer el día del estreno? - Normalmente, suelo traer a la gente de confianza que sé que sus críticas van a ser constructivas. Gente que te mira bien, que no va a hacerte daño. Tengo un grupo de gente vinculada a la profesión pero que ya se han convertido en mi familia, me encanta que sean los primeros que lo vean porque siempre me van los mejores consejos y hacen que siga creciendo. En esos días me gusta estar arropada por la gente de confianza y después, que venga todo el mundo y a disfrutar. - Luego ya, los demás familiares y amigo que no están unidos a este mundo. - Claro. Algunos no son de la profesión pero, para mí, es gente que es mi anclaje a tierra. Es muy importante, tener gente de toda la vida que te ancla a la tierra y te dice las cosas como son. Eso es de lo que me gusta rodearme. - Ya había gente de ver los teatros llenos, sin espacio. - Exacto. Fíjate, que durante pandemia tuve la "suerte" de seguir trabajando. Hice muchísimos bolos por toda España y era un momento muy raro porque viajábamos con salvo conductos, no había nadie por toda España. Llegábamos a los sitios y los teatros estaban al treinta por ciento, no había restaurantes, teníamos que comprar para bocadillos y cenar en los hoteles. Fue muy raro, seguí trabajando, maravilloso pero era muy raro. Tengo gana ya de ver las caras, las sonrisas. Hemos aprendido a ver las sonrisas con los ojos pero tengo ganas de ver dientes. - Hace poco publicabas algo en recuerdo a Ricardo Bofill, que había fallecido y al que tenías un gran cariño. ¿Supongo que fue un palo? - Sí, es ley de vida, es una persona... es un genio de la arquitectura, nos deja una obra de más de mil proyectos. Deja un bagaje para que sea estudiado y eso me parece súper importante. Me parece un genio, es algo que nos trasciende y eso es maravilloso. Haber conocido y haber compartido tiempo, diálogo, charlas, yo siempre digo que es la persona que más me ha influido en deconstruir mi cabeza para construirla de otras maneras y ganar espacios. Cuando entiendes cuál era su punto del espacio, es maravilloso. Soy privilegiada de haber podido compartir tantos años y tantas charlas. - ¿Seguía habiendo relación? - Sí, de hecho, en noviembre estuve con él porque estuve en Barcelona en el Teatro Nacional de Cataluña, hecho por él, y pude verlo. Fue un poco como nuestra despedida, de alguna manera. Aparte, lo sentí así en ese momento. - ¿Su hijo cómo está? - La familia está triste, lógicamente. Es una pérdida muy grande, es una figura muy grande y que dejó un vacío como padre y como persona que trasciende. Con el duelo y la vida, hay que seguir y ya está. Esto es así, nos va a pasar a todos. - ¿Te imaginas que no? - Qué miedo, yo no querría quedarme aquí. - Muchísimas gracias y una alegría, mucha mierda. - Ojalá, igualmente para todo.
Relacionados