Manuel Díaz ‘El Cordobés’ desvela que será su padre quien le corte la coleta en su retirada

Ficha técnica


Fecha 10/10/2023
Parte 1
Duración 00:59:37
Sonido Ambiente
Edición Editado
Localización Jaén
Firma Europa Press

Manuel Díaz 'El Cordobés' desvela que será su padre, Manuel Benítez 'El Cordobés', quien le corte la coleta en su retirada: "él me lo pidió a mí, me dijo 'la coleta te la corto yo'. Yo no pensaba cortarme la coleta porque no sé, es como desprenderte de un símbolo tuyo pero si a él le apetece hacerlo y lo ve bien, que lo haga perfectamente". Relata cómo fue la reconciliación con su padre a escondidas de todo el mundo: "se cierra mi círculo como torero cuando yo, un día, sin intermediario ninguno, consigo acercarme a mi padre y llego a él y él llega a mí. Automáticamente ahí, pasa un año, nadie sabe que nos vemos, nadie sabe que estamos juntos, eso es nuestro, solamente mi mujer Virginia, su compañera mari ángeles y yo somos los que disfrutamos de ese momento". Pudo ser sincero con él y agradecerle lo mucho que ha aprendido de él: "hay un momento ahí que yo puedo expresarme con él y decirle lo que yo quería decirle y es una cosa muy bonita" "'¿tú sabes lo que me has ayudado a mí? Ni te lo imaginas lo que tú me has ayudado a mí. Tú no sabes lo que has hecho conmigo y lo que me has enseñado'. Claro, ahora mismo, estamos como imagínate, nos pegamos juntos veinte horas y el tiempo se nos para". Reconoce que no ha sido una situación fácil y habla de cómo su padre expresa por cada poro de su piel: "para él tampoco ha sido fácil porque no solamente yo he encontrado un padre, él ha encontrado un hijo" "mi padre no te habla con las palabras, él te habla con las manos, con el cuerpo, te habla con los ojos. Él tiene un idioma natural que solamente lo tienen los genios mundiales, que no lo puede no se puede expresar esa forma de expresarse". Confirma que su padre estará en su despedida y bromea con lo insistente que está siendo con él: "él ha pedido sus entradas, las tiene ya. Las ha comprado él, las ha comprado, cuidado. Ha pillado sus barreras y está loco ya" "sobre todo, que me corte la coleta mi padre y que no me llame más por teléfono. Yo estoy hartito de padre, yo ya estoy de padre yo ya lo tengo hace un cuarto de hora pero no sabes cómo es". Se alegra de que su reencuentro significara tanto para la sociedad: "que una situación como la mía, pusiera de acuerdo a toda la gente que estaban felices por mí, eso es lo más grande que se puede sentir en esta sociedad, os lo digo de corazón". Bromea con la operación de cadera que lleva: "Alberto, qué decirte, que hemos llegado aquí con prótesis de cadera, que ahí es nada. Yo en los aeropuertos pito desde el taxi, desde el taxi ya está el arco pitando". Considera Jaén como el lugar en el que comenzó su andadura: "yo no me despido de Jaén, yo vuelvo a casa, que es distinto, vuelvo a casa". Cuenta un par de anécdotas de su vida e n Jaén y de su primera corrida en Madrid: "yo un día metí la cabeza en los barrotes de la catedral y me quedé colgando. Y claro, mi abuela decía 'el niño, que se me ahoga' y un señor me sacó" "cuando salimos para fuera, digo: paco, yo voy a torear en la corrida de toros, yo voy para adelante, pero el dinero que ganemos con la corrida de toros, le compramos una casa a mi madre, si no, no hay corrida ni nada. Y efectivamente". Confiesa que Virginia Troconis controla que no coma tanto azúcar: "porque yo meto dulces y chucherías en el carro y mi mujer los saca. '¡Luego no cabes en el traje!' ¿Eso a ti qué más te da? Si me importa a mí". Pide que se quite la prohibición de heredar los libros de texto en los colegios: "hay que arreglarlo, señor alcalde, que los libros no se pueden heredar, ¿por qué no se pueden heredar? Todos los años hay que comprar libros nuevos, ¿por qué?". Defiende la tauromaquia en estos tiempos en los que se pone en duda que sea un arte: "creamos a partir de un sacrificio, evidentemente para mantener viva una especie, necesitamos sacrificar un animal delante de un público pero eso mantiene viva una especie que si no fuese por el mundo del toro y por el toreo, estaría borrada por la faz de la tierra, nadie criaría un toro". Manuel Díaz 'El Cordobés' es recibido entre aplausos al entrar a la plaza de toros de Jaén. El torero saluda a un bebé con cariño al igual que a varios admiradores que se acercan a conocerle en persona. Durante el pregón, se proyectan vídeos de Jesulín de Ubrique y otros toreros que le dedican unas bonitas palabras. Al terminar el pregón, recibe varios regalos de sus admiradores y dedica varios minutos a saludarles. Pregón de la Feria de Jaén: - Juan Belmonte Duque: como he adelantado en la presentación, en este ratito, conocer a Manuel, que ya le conocemos pero seguro que va a contar cosas que no sabéis de él. y sí nos vamos a centrar mucho en Jaén y su vinculación con Manuel. Muy buenas noches. - Manuel Díaz 'El Cordobés': buenas noches, señor alcalde, todos, amigos, familia, medios de comunicación. Alberto, qué decirte, que hemos llegado aquí con prótesis de cadera, que ahí es nada. Yo en los aeropuertos pito desde el taxi, desde el taxi ya está el arco pitando. Cuando me propusieron dar le pregón, dije: joe, pregón, yo no soy de mucho me cuesta trabajo leer y hablar al mismo tiempo pero porque veo mal, no porque no sepa leer. Aprendí a leer, que me enseñó mi abuela Dolores aquí en Jaén, en un periódico. Yo aprendí a leer un diario. Por aquí tengo familia. Aunque ustedes no lo sepan, ahora Juan nos va a contar: yo no me despido de Jaén, yo vuelvo a casa, que es distinto, vuelvo a casa. Vuelvo en un momento importante en mi vida para compartir con vosotros muchas cosas que ahora os contaremos, porque Juan y yo, ante todo, somos amigos, compañeros de batalla, guerrilleros. - J: algunas inconfesables. - M: pero es cierto que vengo a un reencuentro, que ahora os comentaré porque es muy gracioso. Yo la primera vez que gané dinero toreando fue aquí, en Jaén. Poco, pero dinero, que para mí era mucho. Se lo comenté el otro día a Juan. Cuando yo era un chiquillo chico, yo vivía en la Calle Mesa con mi abuela Dolores, ahí está mi familia que lo puede decir. Era un niño travieso, más todavía. Malo no porque los niños no son malos, los niños no tienen maldad, un niño no puede ser malo pero travieso, tela. Aquí he hecho muchas fechorías en Jaén, muchas, muchas, inconfesables. Pero entonces resulta que abajo de casa había un tintorero, que tenía una tintorería, que os podía decir una cosa. Yo cierro los ojos y huelo cómo olía ese portal y como esas máquinas hacían shhh y salían unas vaporetas. Mi abuela Dolores le decía a todo el mundo: ¿Sabes quién es este? Es el hijo de el Cordobés. Al taxista, al portero, al frutero, a todo el mundo. Decía 'esta mujer loca, que dice que este tipo es el Cordobés la verdad que el niño, el flequillo como que se da un aire y la poca vergüenza del niño, también'. Entonces, el tintorero, me decía 'a ver, tú, torero, pega un pase y te doy un duro'. Claro, yo pegaba un pedazo pase por allí con lo que tenía en las manos y me iba a comprarme un Negrito, que es mi dulce favorito de toda la vida que era merengue con chocolate. La galletita, cruzaba la calle con un duro y Chema, que está aquí, una bamba de nata. Yo vuelvo a casa porque son muchos recuerdos y ahora con Juan los vamos a rememorar un poquito. - J: es de Huelma. - M: Huelma, sí. Por parte de mis abuelos, son de Huelma, la abuela Dolores y el abuelo Manuel, que eran el abuelo Manuel era el que llevaba el autobús de Huelma a Jaén. - J: ¿lo recuerdas? - M: he visto fotos, he visto fotos. Entonces, yo tengo raíces, claro. Luego mi abuelo se tuvo que ir a Morate de Tajuña, que por eso yo nací, dices que en Arganda del Rey, nací en Madrid pero me bauticé en Arganda. El abuelo era uf, telita. El abuelo tenía que no es como ahora, que dices tú que los niños contentas. El abuelo tenía tela. Yo te digo que he vuelto a Huelma, he vuelto de recuerdos conocí a mi bisabuela, la abuela Mamanía. - J: tu bisabuela. - M: sí, una señora con el pelo blanco, un moño, vestida de negro, en Huelma. Se ponía las llaves de la alacena, se las colgaba con un cordón aquí en la alacena. ¿Es verdad o mentira, prima? Es cierto. Viví un tiempo aquello. Mis raíces son, por parte de madre. - J: ¿has vivido en Jaén capital? - M: sí, de pequeño. - J: hay una anécdota que me han contado aquí, que yo no sabía, de la catedral. Curiosa, que te quedaste enganchado. - M: mi abuela me llevaba a ver al abuelo, valga la redundancia, allí a la catedral y echábamos nuestra tardecita allí. Cuando íbamos luego a la gamba de oro, mi abuela me sentaba. Mi abuela se pedía una clarita y a mí me pedía un refresco, me sentaba en la barra y me pelaba las gambas. Siempre hacíamos ese paseo y yo un día metí la cabeza en los barrotes de la catedral y me quedé colgando. Y claro, mi abuela decía 'el niño, que se me ahoga' y un señor me sacó. Era muy tremendo, más de lo que nadie se imagina. - J: esos son los comienzos y esa vinculación con Jaén. Estamos descubriendo muchos hoy pero me gustaría que hablaras de ese comienzo hasta llegar, yo le conocí frente al hotel Colón de Sevilla, en un pub que había allí, con una chaqueta azul. - M: prestada. - J: muy calladito, no hablaba nada, fíjate lo que habla ahora. Decía 'este hoy está naciendo aquí, la revolución'. - M: y el hambre que he pasado yo allí, Juan. Ni un bocadillo. Whiskey bebía todo el mundo pero bocadillos, poquitos. - J: ahí fue donde el Manuel Díaz, Manolo, se convierte en poder anunciar? Porque así lo decidisteis: Manuel Díaz 'el Cordobés'. A partir de ese momento, con Paco Dorado, ya no había miedo a decir 'no va a pasar nada por anunciarme como mi padre'. - M: bueno, como bien sabes, pasamos muchas adversidades Paco y yo. Cuando Paco decide echarme una mano, yo ya tenía un poco plomeado de la vida porque - J: ¿Desilusionado también quizás del toreo? - M: fíjate una cosa, la ilusión no la perdí nunca. El corazón le ganó siempre la cabeza. A la sensatez, le ganó la pasión. Yo me guiaba de mi pasión. De hecho, cuando yo caigo, como tú bien sabes, con Curro Lío y me hace un contrato para una novillada y me lo hace en una servilleta de un bar, imagínate. Yo había pasado mil fatigas y encima me dice: hazle un contrato a este. Yo tenía mil pesetas que me habían quedado de un festival que había toreado y había pagado a la cuadrilla y me quedaron mil pesetas. Yo las doblé que nada, y me las metí en el bolsillo. 'estas las tengo para treinta o cuarenta días'. Cuando fui a conocer a Paco Dorado, ya Curro Lío, para que me apoderara y me echara una mano en el toreo porque estaba viviendo en una finca, que me fui para una semana y me llevé un año limpiando cuadras, hacía lo que podía. Yo conozco a Paco Dorado, Curro Lío y saco las mil pesetas y les quiero invitar, por lo menos el gesto ese lo tuve. Una cerveza se pidió cada uno y yo dije 'yo no quiero nada' porque no quería que eso bajara. Dije, doscientas pesetas y que me sobre algo. Ahí me firma el contrato en una servilleta, 'estos me están vacilando otra vez'. Y claro, cuando me voy de ahí y voy a coger la vuelta, Curro Lío me pega un manotazo y me dice 'quieto, que eso es de la empresa'. Oiga, las ochocientas pesetas es lo que tengo. Y ahí empecé con Paco. Fue tan real que Paco fue el que me sacó, el que 'El Cordobés vuelve, sin apellidos ni fortuna', que fue cuando lanzamos toda la campaña publicitaria y él empezó a creer en mí, con ayuda de Juan y amigos de Sevilla, empezamos una historia que ha llegado hasta donde estamos hoy. - J: aquel viaje a México, cuando te presentaste allí. Los carteles eran, que por cierto, te pedían los cubatas en el tendido y te los cobraban al final de la corrida. No fue en el Zacateca, sino en otra de las plazas, donde llegó Paco Dorado, estábamos en la barrera, Paco Pablo Peralta que en paz descanse y yo. 'Aquí no hay capitalistas que saquen a hombros a los toreros, así que tenéis que ser ustedes'. Y tuvimos que saltar y sacarlo allí a hombros en aquella plaza que por cierto, te quedaste allí cogido. - M: me pegó una cornada el toro y me quedé allí con Chema, ¿te acuerdas? - J: que lo pasasteis mal porque al aterrizar, parece que hubo problemas. - M: el avión tuvo que hacer un aterrizaje medio forzoso y claro, en aquella época, que habíamos ganado algo de dinero, yo decía '¿Qué se van a comer los tiburones el dinero? Me cachis en la mar'. Con la fatiguita. Nos fuimos a México con un millón de pesetas que nos prestó el alcalde de Huelva, ese alcalde que era muy buena gente. - J: Campofrío. - M: Campofrío. Me ofertó un millón de pesetas y con eso nos fuimos los dos y todo el equipo. Son cosas que se han vivido y cosas que por eso te digo, todo es un ciclo de la vida. Al final, la vida es un autoconocimiento de sí mismo. Cuando tú consigues conocerte, llega ese momento de plenitud que todo como que te da igual ya porque has conseguido llegar a aceptarte, a aceptar tu vida y aceptar tus cosas. La vida no ha sido fácil, ha habido momentos muy duros, momentos muy tristes. Ha habido momentos de rebeldía, momentos de impotencia, como siempre, momentos muy felices porque yo fui un niño sumamente feliz. Muy querido. Nací trayendo problemas a mi madre porque en aquella época mi abuelo la lío parda pero luego me convertí en el centro de atención de mi familia y eso la verdad que me alegro de los valores que me inculcaron de respeto, de cariño (...). Me ha ido haciendo crecer en popularidad, en personas que siempre se han acercado, gente que me ha dicho siempre 'parece que te conozco de toda la vida'. ¿Sabéis lo bonito que es eso que te digan: eres uno de los nuestros? Cuando me pasó lo de mi padre hace poco, como está la vida ahora dividida, que toda la gente tenemos miles de problemas, las cosas están carísimas, cada día estamos un poquito más ahogados, con menos futuro para nuestros hijos, lo vemos complicado todo, que una situación como la mía, pusiera de acuerdo a toda la gente que estaban felices por mí, eso es lo más grande que se puede sentir en esta sociedad, os lo digo de corazón (...). - J: de ese momento y de tantos momentos. - M: ahí es cuando tú de verdad te das cuenta de claro, tú llegas a la alternativa soñada y te queda. Ahí empieza la verdad de todo esto. - J: empieza la lucha - M: empieza la verdad de esto, empieza a darte cuenta de que no va a ser fácil lo que te has propuesto, y llega el momento en que llega es alternativa y tampoco pasó gran cosa. No es que cortara cuatro orejas y saliera a hombros, que a lo mejor era mi obligación, no se cumplió. Llega el momento en que empiezan a flaquear los contratos, que no te llaman como tú esperas, tal y cual. Y en esa situación, me acuerdo que estoy en Sevilla, y me dice Paco Dorado: vámonos a Madrid. Digo: Paco, ¿a Madrid? Los dos al coche, Paco conduciendo y nos vamos a la Plaza de las Ventas. Entramos a la plaza y yo no sabía ni a lo que íbamos. Se sienta en el despacho con Lozano y es que a César Rincón le había pegado una cornada un toro y en la Feria de San Isidro no podía actuar y tenía una corrida de toros. Fue mi confirmación de alternativa. Se sienta Paco Dorado con Lozano y le dice: quiero que el niño confi

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