Para acceder a este vídeo, solicite acceso al departamento comercial.

Foto del vídeo

Lolita Flores, discreta a la hora de hablar de Ana Obregón

Ficha técnica


Fecha 16/05/2023
Parte 2
Duración 00:05:31
Sonido Totales
Edición Editado
Localización Madrid
Firma Europa Press

Lolita Flores, discreta a la hora de hablar de Ana Obregón: "Yo a Ana hace mucho tiempo que no la veo y yo no puedo opinar de las cosas que hace la gente porque como no me gusta que opinen de las mías, yo no opino de los demás". Asegura que ella no ha vivido lo mismo que la presentadora y por eso no puede dar su opinión: "yo no voy a hablar de ese tema, perdóname. Lo respeto muchísimo, porque yo tengo mis dos hijos vivos y mi nietos vivos. Entonces yo no puedo hablar de cosas que no sé". Aunque se alegra de que ella sea feliz: "por supuesto, es lo único que yo deseo, que Ana esté feliz y cada uno sabe porque hace las cosas". Lolita Flores desvela cómo se saltó las prohibiciones durante la pandemia para ir a ver a su hija, Elena Furiase: "escuchar una voz de alguien a quien adoras como puede ser un hijo decirte 'mamá, te echo mucho de menos, me haces falta' con un niño pequeño de dos años, dije 'yo a ti también' y sin decirle nada llamé al timbre". Reconoce que es una gran madre pero está llevando un ritmo de vida demasiado acelerado: "Es una madre especial porque no se puede estar más pendiente de sus hijos y está se está quedando porque entre el trabajo, los niños, la casa, aunque su marido la ayuda muchísimo. Pero la verdad es que ya está. Yo creo que hoy en día tener una pareja sana y tiene un niño maravilloso y Nala, que es una gordita para comérsela. Yo creo que ya hay que darle gracias a Dios". Lolita está encantada con sus dos nietos y por ellos se le olvida hasta que tiene dolor de espalda: "De vez en cuando les pongo un poco Le pego un grito, pero por detrás les doy galletas de chocolate, de chucherías y lo que quiera" "Y si hay que hacer la bruja y tirarse por los suelos, pues se tira uno por los suelos, con la escoliosis y con todo". Con su hijo Guillermo pudo establecer una relación más cercana durante la pandemia: "La verdad que estuve haciendo de madre durante veinticuatro horas durante siete días a la semana, que hacía mucho tiempo, por mi trabajo, que no se podía e incluso nos peleábamos, discutíamos, nos reíamos después. Decíamos que éramos pareja de hecho y que nos íbamos a separar". Este tema es en exclusiva Total a Lolita Flores: - Documental diecinueve. ¿Cómo fue tu vivencia en esa pandemia, que no se puede contar? - Bueno, yo le contaba ahí en el documental. Lo bueno que tiene este documental es que cada uno cuenta su historia. Hay un vínculo, lógicamente del cerramiento, como yo digo, estar encerrados, algunos con niños chicos, otros con niños más grandes, con adolescentes. A mí]me tocó con mi hijo, que entonces tenía veintiséis años y bueno, pues fue un intercambio. La verdad que estuve haciendo de madre durante veinticuatro horas durante siete días a la semana, que hacía mucho tiempo, por mi trabajo, que no se podía e incluso nos peleábamos, discutíamos, nos reíamos después. Decíamos que éramos pareja de hecho y que nos íbamos a separar. Sacábamos al perro, nos peleábamos por sacar al perro cuando a ninguno de los dos nos gustaba sacar al perro, pobrecito, que se murió el año pasado, pero consumimos mucha cultura, hablamos mucho, mucha cocina, mucha receta. De hecho, mi hijo se ha hecho un cocinero experto. Él se metía muchísimo en su cuarto a estudiar su música y a crear. Y yo me ponía pintar, me ponía a hablar con mi hermana por videollamada, a tomarme mis cervecitas con mis amigos como si estuviéramos en el aperitivo y cogíamos bastantes borracheras por un lado y por otro. Y bueno, luego te acostabas, llorabas, la incertidumbre. Ponía las noticias y se me desgarraba el alma de ver todos sus ataúdes sin nombre, sin que la gente pudiera Sus familiares pudieran ir a verlos, amigos que perdieron a sus madres, a sus padres y estaban desesperados. Digamos que es la cara y la cruz de un encierro no voluntario en el que la incertidumbre y el desasosiego, el no saber qué va a pasar. Ya no solamente con nuestros trabajos, con nuestras vidas, el tener a mi hermana lejos, a mi hija, por eso me escapé. Me fui a verla, ya ha prescrito, como lo digo ahí porque escuchar una voz de alguien a quien adoras como puede ser un hijo decirte 'mamá, te echo mucho de menos, me haces falta' con un niño pequeño de dos años, dije 'yo a ti también' y sin decirle nada llamé al timbre. Me dijo 'estás loca, te van a meter presa' y yo 'que me metan presa'. - No te pillaron. - No. 'que me metan presa por un buen motivo'. Y le agradezco mucho al coche que me llevó. No me acuerdo si fue un taxi, un Uber o un Cabify pero le agradezco muchísimo que tuvieron la valentía que yo tuve para llevarme a esta casa de mi hija mía. - Contar esa vivencia, ¿no sé si te ha servido a ti como terapia? - Bueno, yo creo que todos teníamos un poco un nudo en el alma y en el corazón cuando salimos de ahí porque queríamos como contarlo. Yo creo que la gente cuando ya empezamos a salir a la calle, la conversación, el tema de conversación era ese: y t, ¿qué tal? ¿Cómo lo has pasado? ¿Qué has hecho? Creo que era un poco el tema actual cuando te veías con la gente que no veías desde hacía tres meses. Yo incluso monté una productora por teléfono, hice una obra de teatro que en cuanto que nos dejaron en mayo, debuté mayo o junio en le Galileo, al aire libre. Que luego estuve haciendo gira, fui productora y por eso ya no quiero serlo más de momento. También creé, pinté, escribí, guisé, hablé, me emborraché, lloré, hice un poco de todo. - Y conocer más a tu hijo. - A mi hijo ya lo conocía, pero lo que sí hice más de mamá. Mi hijo, además, me utilizaba en ese sentido: 'mamá, hazme esto', 'mamá, hazme un batido de nosequé' y a mí me gusta escuchar la palabra mamá. Sobre todo, cuando tienes la profesión que realmente yo llevo trabajando ya cuarenta y ocho años en esta profesión y me he perdido muchas cosas de mis hijos de pequeño. y bueno, no es que recuperara todos esos momentos, pero sí me empapé mucho de sobre todo de mi hijo Guillermo. - El encierro nos ha servido para valorar más las cosas y para parar. - Sí, pero la memoria se va. Somos frágiles de memoria. No nos acordamos de los malos momentos, creo que también es un es un punto bueno quedarnos con las cosas buenas. Quedarnos con los buenos momentos vividos en un momento de terror porque realmente era terror. Yo salía muchas veces con dos mascarillas. Si la gente me encontraba con alguien y me decía 'Tú, eres Lolita'. Era como 'no me toques', 'dejar los zapatos fuera'. era todo un caos, es una película de ciencia ficción realmente. Entonces cuando me llamó Alejandro para hacer este documental, vi la gente que estaba también el documental, gente que admiro, gente que con algunos he trabajado como con Alicia Borrachero y a Imanol, que lo conozco de toda mi vida y con otros. Bueno, pues los conocía, pero no, coincidí con ellos. Me hizo muchísima ilusión estar en una película donde estuvieran estos actores. Me hacía muchísima ilusión compartir con ellos mis vivencias, mis locuras y contar algo a corazón abierto que creo que para algunos, ha sido más complicado porque lo han dicho ellos. - Hemos visto a gente emocionarse hoy viendo el documental. - No he entrado a verlo porque lo he visto ya y lo veré el día 18 de mayo que se estrena en Movistar, lo veré desde mi cama otra vez, tranquilita allí. Pero lo vi en el cine Callao y lo vi antes en otra en una proyección que hicieron privada. y si, claro que te emociona. Yo me emocioné conmigo misma y me emocioné con Fele y me emocioné con muchos, con Unax, con Belén Rueda. Me Emocioné en muchos momentos porque entendí perfectamente lo que estaban sintiendo. - A la gente normal como que les llegáis más porque los famosos son de carne y hueso también. - Claro. Yo creo que además ha sido una idea estupenda para eso, para que la gente de a pie, como yo digo, vean que realmente sentimos y padecemos igual que vosotros, igual que los demás. Aunque tengamos un escaparate delante y hagamos teatro, cantemos, presentemos o estemos en un programa de televisión, si nos queman con un cigarro, nos sale una ampolla igual que a los demás. Entonces yo creo que es acercar también un poco esos nombres populares o esos personajes que la gente ve en la tele, en las series, en el cine, en el teatro que acercarlos a que somos de carne y hueso. Yo siempre digo que en la pandemia fue una privilegiada, estaba en una cárcel de oro. Abría las ventanas de mi casa, yo vivo en el Paseo de la Castellana de alquiler, pero vivo en Paseo de la Castellana. y simplemente asomarme, aunque no pasaban coches, aunque veías de vez en cuando una persona a lo mejor corriendo, pero asomarte y poder mirar el cielo y tener espacio. Eso, para mí fue un lujo cuando yo sé que ha habido gente que han estado ocho nueve personas en un piso de cincuenta metros sin poder salir a la calle y a lo mejor en sótanos o gente que le ha cogido sin vivienda, en albergues. En fin, gente que lo ha pasado muy mal. - Ahora, ¿cómo afrontarías si viniese una nueva pandemia? - Me iría, como me dijo mi hermana, a pasarla con ella y con mis hijos al campo, todos juntos. Esperemos que no pase más. Y si pasa, que avisen con tiempo, que lo expliquen mejor que lo explicaron y que realmente nos dé tiempo a elegir cómo lo queremos pasar. y que Dios quiera que no pase más. Y sobre todo, que no haya que no haya ese caos con la gente enferma, que hay que darle un aplauso, desde luego se lo daban todas las. Hay una cosa que dice Jorge Sanz muy buena. Dice que cuando aplaudían, su hijo de ocho años o de nueve decía que si el aplaudían a él. Yo muchas veces me daban ganas de asomarme y saludar, la mala costumbre. Pero realmente la sanidad, los enfermeros, los médicos, se tenían que llevar a los aplausos. Tendríamos que seguir aplaudiéndolos porque han hecho una labor maravillosa y gracias a ellos muchos estamos aquí. - Durante la pandemia seguiste trabajando pero no sabías que iba a pasar. - Con la pandemia no trabajé, me quedé en mi casa. Lo que pasa que - Dándole a la cabeza. - Lógicamente le daba la cabeza muchísimo porque tenía que ir, no quise pensar quedarme en el presente, sino de un paso al futuro y pensar que íbamos a hacer cuando esto acabara. - Todo ha salido bien, hay trabajo - Sí, gracias a Dios una parte yo tuve Ya te digo que hice una productora y monté una obra de teatro y debutamos en el Galileo. Enseguida que terminó y que nos dieron vía libre. Fueron yo creo que La llamada y yo fuimos de las primeras obras que se pusieron en cartel. - Aparte de Tu cara me suena, no sé si tienes otros proyectos. - Si. para octubre. De todas maneras sale muy pronto Las invisibles, la serie que hicimos el año pasado con Morena Films y Paramount en Sky Showtime, no sé qué día exacto pero también me vais a tener ahí. Aparte, en octubre tengo una obra de teatro que no puedo contar mucho más. - Tu etapa como abuela, ¿cómo es? - Pues la mejor de mi vida. - ¿Te la imaginabas así? - No, la verdad es que no. Veía mi madre, que era una abuela muy especial, pero una abuela que los adoraba a sus nietos. Pero es lo más importante que tengo: mis hijos y mis nietos. - ¿Consentidora? - Total. De vez en cuando les pongo un poco Le pego un grito, pero por detrás les doy galletas de chocolate, de chucherías y lo que quiera. - Y tu hija te lo permite. - Y si hay que hacer la bruja y tirarse por los suelos, pues se tira uno por los suelos, con la escoliosis y con todo. - Cuando de disfrazaste de Catwoman. - Lo que se hace por un nieto: disfrazarme de Catwoman. Estaba mona, estaba muy mona. - ¿La pequeñita cómo se encuentra? - La pequeña bien, ella está bien, perfecta. Son cosas que le pasan a los niños y cuando empiece la guardería pues tendremos de todo. Pero bueno, son como invencibles. Mi niña esté estupenda. - ¿Con ganas de ser abuela más veces? - De momento no por mi hija, ya que me lo de mi hijo cuando me los tenga que dar. Mi hija tiene trabajo, gracias a Dios. Es una madre especial porque no se puede estar más pendiente de sus hijos y está se está quedando porque entre el trabajo, los niños, la casa, aunque su marido la ayuda muchísimo. Pero la verdad es que ya está. Yo creo que hoy en día tener una pareja sana y tiene un niño maravilloso y Nala, que es una gordita para comérsela. Yo creo que ya hay que darle gracias a Dios. - Imagino que tú cuando puedes les echas una mano. - Pensaba que ibas a decir cuando yo pueda tuviese otro. Digo no, ya no. Yo me quedo donde estoy, que estoy muy bien. - Te iba a preguntar por tu compañera de también de cadena, ¿cómo la ves? - ¿A quién? - A Ana Obregón. - Yo a Ana hace mucho tiempo que no la veo y yo no puedo opinar de las cosas que hace la gente porque como no me gusta que opinen de las mías, yo no opino de los demás. - Pero que esté feliz. - Por supuesto, es lo único que yo deseo, que Ana esté feliz y cada uno sabe porque hace las cosas. - ¿A ti de dolió los comentarios? Tú que la conoces. - Yo no voy a hablar de ese tema, perdóname. Lo respeto muchísimo, porque yo tengo mis dos hijos vivos y mi nietos vivos. Entonces yo no puedo hablar de cosas que no sé. - Tu hijo no sé si sigue viviendo contigo. - Sigue viviendo conmigo y ahí está con su música, que va a sacar algo pronto ya. Le está costando mucho trabajo, como todos los que empiezan en la música. Pero bueno, él tiene dos bemoles y tirará palante y bien, porque además es un gran músico. - ¿Le has dado algún consejo? - Bueno, más que consejos, charlamos como madre dijo. Yo porque soy artista y él está empezando y charlamos. - ¿No os veremos en un escenario juntos? - Bueno, ya lo hicimos. De hecho, tocó conmigo en el Teatro Bellas Artes en dos conciertos que hice en el dos mil once o en dos mil doce y tocó conmigo. Era mucho más jovencito. - Muchísimas gracias. - A ti.

Partes


Relacionados