Octavi Pujades recuerda al compañero de profesión Juan Diego y de lo buena persona que era

Ficha técnica


Fecha 29/04/2022
Parte 1
Duración 00:08:30
Sonido Totales
Edición Editado
Localización Madrid
Firma Europa Press

Octavi Pujades recuerda al compañero de profesión Juan Diego y de lo buena persona que era: "era un tipo comprometido, con ideales, con valores férreos a los que nunca renunció así que la pérdida es doble: tanto el actor como la persona". Su humildad siempre estuvo presente en su vida y supo demostrarlo: "yo creo que las grandes personas como él siempre conservan la humildad y la proximidad a sus raíces y a lo que son, y al resto de la gente. Él lo demostró hasta el final". Octavi Pujades recuerda a su padre y cómo extraña llamarle por teléfono cuando viaja por trabajo: "en todas las plazas a las que vamos, cuando llegan las nueve o diez de la noche, que era la última llamada del día, también me pasa. Esto supongo que es un hábito que costará borrar". Confiesa que su pérdida fue muy triste pero Joan Pujades pudo disfrutar de una vida larga: "el momento de su fallecimiento fue un momento triste, pero también es cierto que tenía noventa y dos años, estaba muy cascado de salud y había ido aguantando". Desde que el pasado mes de diciembre se rompiese el fémur, Octavi Pujades permaneció a su lado en todo momento para ayudarle en sus últimos meses de vida: "sí que, a principios de diciembre se partió el fémur y ahí fue la caída en picado.". El actor acogió a su padre en casa por las necesidades que requería y por eso su casa le recuerda a él: "se echa de menos, se percibe su presencia en casa, que es donde vivíamos. Evidentemente, todo me recuerda a él". Siente no tener fotografías de su madre como las que tiene de su padre para poder recordarles bien a lo laro de los años: "de vez en cuando me encuentro alguna en una caja perdida y es una lástima porque, por ejemplo, con mi padre sí que he podido retratar estos dos o tres últimos años. Tengo muchos recuerdos y muchas grabaciones y me sabe mal no tenerlos de mi madre". Agradece a su padre la educación y cariño que recibió durante años: "queda todo el trabajo hecho, la educación recibida, el cariño, la disciplina y los buenos recuerdos". Octavi Pujades reconoce que su novia, anna senan, es la persona que le guarda las espaldas y le ayuda a recomponerse cuando hay un obstáculo en su camino: "yo te diría que es mi chica. Ana es mi guardaespaldas. Es, más que me proteja, me recompone. Es la persona que me centra, me da estabilidad y me da muchísima, muchísima alegría". La pareja vive juntos y eso les permite apoyarse el uno al otro: "vivimos juntos, con lo cual, sí. Además, lo hace de una forma muy discreta, es una maravilla" "yo creo que sí, yo creo que nos guardamos las espaldas mutuamente". Se considera guardaespaldas de sus hijos, uno de ellos mayor de edad, a los que tiene que cuidar, además de su padre: "me toca ser el guardaespaldas de más gente, que tengo hijos adolescentes y hasta hace poco, me tocaba ser el guardaespaldas de mi padre que ya, desgraciadamente, falleció hace dos meses". Habla de la adolescencia y de la paciencia que requiere durante la época más rebelde de sus hijos: "cuando pensabas que estaba el trabajo hecho de llevarlos a extraescolares, de recogerles () llega un pequeño oasis a los ocho o los doce años en los que parece que ya son personitas que van levantando el vuelo por sí solas. Viene la adolescencia y se viene todo abajo, pero pasará, espero". Defiende que son buenos chicos a pesar de vivir unos años de cambios hormonales: "no, no, están con las cosas típicas de adolescencia pero el fondo es muy bueno y son muy cariñosos y nos queremos mucho". Les apoyará con cualquier carrera profesional que escojan: "me gustaría que hicieran lo que les haga felices y yo estoy ahí para intentar ayudarles a encontrar ese camino, su camino propio, sin ningún tipo de restricción y con todo mi soporte". Octavi Pujades, orgulloso de poder presentar 'El Guardaespaldas' en Madrid tras obligarse a cancelar la temporada con la pandemia: "esto se estrenó en diciembre de 2019 y estuvimos un año y medio, como todos los musicales, parados por la pandemia. Era un coitus interruptus que había que retomar". Este tema es en exclusiva Total a OctaviPujades: - Qué elegante. - Muchas gracias. - Qué orgullo presentar 'El guardaespaldas'. - Sí, sí. Primero, porque a nivel personal es un protagonista. La función está muy bien, son dos horas que pasan volando, que la gente se emociona, canta, ríe, baila. Es una gozada para nosotros, como actores, y para el público también. Además, estar en Madrid, cinco semanas, y después de todo lo que ha pasado. Esto se estrenó en diciembre de 2019 y estuvimos un año y medio, como todos los musicales, parados por la pandemia. Era un coitus interruptus que había que retomar. - ¿Tienes adrenalina? ¿Hay nerviosismo? Con todo lo que hemos pasado, pasar tanto tiempo y presentarlo en Madrid. ¿impone? - No te creas, no más. Tienes la responsabilidad y, evidentemente, el compromiso con la gente que viene a verte y que paga una entrada porque tu des el cien por cien. Pero no más que en otros sitios. Yo creo que, aquí, toda la compañía, hay un compromiso y unas ganas de hacerlo bien, allá donde estemos. Al final, cuando subes ahí, se te olvida el patio de butacas, se te olvida cuánta gente hay y vas a contar una historia. - La palabra 'guardaespaldas' a veces impone, tanto para bien como para mal. En tu caso, ¿qué significa ser un guardaespaldas? - En mi caso, significa hacer un trabajo muy bonito, que me ha permitido conocer a gente maravillosa. Meterme en un mundo que sí que había tocado en algunas veces pero en cosas menores, que es el musical, que es un cristo que no veas. Si el teatro de texto ya requiere ensayos y precisión en todo el montaje, esto es un encaje de bolillos gigantesco en el que todo tiene que encajar: luz, música, bailarines, actores, todo. Es muy gratificante. - En todos los proyectos profesionales en los que nos embarcamos aprendemos algo. En este caso, ¿tú? - Se aprende, sí, sí. Se aprende en todos. Yo creo que en este, he aprendido te diría que a cantar pero no mucho porque - Lleva lo suyo. - Sí, es complicado. Digamos, a integrarme en esta disciplina tan férrea que tiene el musical y estoy aprendiendo mucho de mis compañeros, de eso siempre se aprende, de su talento y de sus ganas. Estoy aprendiendo mucho de España porque estamos haciendo una gira que está triunfando mucho y nos está llevando a muchos sitios. - Todos tenemos un guardaespaldas en la vida. En tu caso, ¿cuál es el tuyo? - Mi guardaespaldas yo te diría que es mi chica. Ana es mi guardaespaldas. Es, más que me proteja, me recompone. Es la persona que me centra, me da estabilidad y me da muchísima, muchísima alegría. - ¿Acudes mucho a ese guardaespaldas? - Vivimos juntos, con lo cual, sí. Además, lo hace de una forma muy discreta, es una maravilla. - ¿Tú puedes ser su guardaespaldas? - Yo creo que sí, yo creo que nos guardamos las espaldas mutuamente. Lo que pasa que a mí me toca ser el guardaespaldas de más gente, que tengo hijos adolescentes y hasta hace poco, me tocaba ser el guardaespaldas de mi padre que ya, desgraciadamente, falleció hace dos meses. - ¿Cómo estás? Ese también sería tu guardaespaldas, a todos nos cautivó porque tú le hiciste partícipe de nosotros. Cuando los personajes nos adentran a su propia familia, también los sentimos nuestros porque convivimos con vosotros. - Sí, a ver, el momento de su fallecimiento fue un momento triste, pero también es cierto que tenía noventa y dos años, estaba muy cascado de salud y había ido aguantando. - Como un jabato. - Hombre, esta generación era de titanio. Sí que, a principios de diciembre se partió el fémur y ahí fue la caída en picado. - ¿se echa de menos? - Se echa de menos, se percibe su presencia en casa, que es donde vivíamos. Evidentemente, todo me recuerda a él. - Vivía contigo. - Claro, claro. Vivíamos juntos porque ya no podía estar solo. Pero fíjate tú, que cuando te das más cuenta es: cuando estaba trabajando fuera, le llamaba tres, cuatro o cinco veces cada día, siempre que me movía y a unas horas determinadas. Es, por ejemplo, viajar de Barcelona a Madrid, llegar y coger el teléfono para decirle. 'Ostras, que ya no está'. - ¿Te pasa? - Por supuesto que me pasa, en todas las plazas a las que vamos, cuando llegan las nueve o diez de la noche, que era la última llamada del día, también me pasa. Esto supongo que es un hábito que costará borrar. - Se va la persona, el cuerpo, pero el alma se queda con nosotros. Imagino que siempre está contigo. - Sí, además, yo creo que, por desgracia, es ley de vida. Los padres son los que tienen que irse antes que los hijos, mal serían las cosas si fuera al revés. Queda todo el trabajo hecho, la educación recibida, el cariño, la disciplina y los buenos recuerdos. - He visto tu último post en la red social donde hacías alusión a que en tu casa no erais mucho de hacer fotos, que había una cámara de diez euros para los jóvenes. - Sí. - No te la esperabas, yo la he cogido. - Así es, en mi casa no había tradición de hacer fotos, no nos gustaba mucho así que las tengo que ir rescatando. De vez en cuando me encuentro alguna en una caja perdida y es una lástima porque, por ejemplo, con mi padre sí que he podido retratar estos dos o tres últimos años. Tengo muchos recuerdos y muchas grabaciones y me sabe mal no tenerlos de mi madre. - Como viene el día de la madre, no sé si lo has rescatado por eso. - Sí, porque viene el día de la madre y porque ayer hubiera cumplido ochenta y dos años. - Decías que eras guardaespaldas de tus hijos. Uno acaba de cumplir dieciocho años, ¿impone eso como padre: la adolescencia, la mayoría de edad de los hijos? - La adolescencia y mayoría de los hijos, más que imponer, la adolescencia desconcierta, Da mucha rabia a veces y te aprende a que tengas más paciencia, si cabe. Cuando pensabas que estaba el trabajo hecho de llevarlos a extraescolares, de recogerles, de pañales, de todas las historias, llega un pequeño oasis a los ocho o los doce años en los que parece que ya son personitas que van levantando el vuelo por sí solas. Viene la adolescencia y se viene todo abajo, pero pasará, espero. - ¿Lo están llevando bien? - Sí. - ¿Están dando algún dolor de cabeza? - No, no, están con las cosas típicas de adolescencia pero el fondo es muy bueno y son muy cariñosos y nos queremos mucho. - ¿Te gustaría que siguieran tus pasos? - Me gustaría que hicieran lo que les haga felices y yo estoy ahí para intentar ayudarles a encontrar ese camino, su camino propio, sin ningún tipo de restricción y con todo mi soporte. - El foco mediático, a los hijos, ¿impone a un padre? - Yo creo que pasan bastante, pasan bastante de ello. Yo, por suerte, soy un actor que voy trabajando por suerte, que vivo de ello y que soy conocido pero ellos tienen su vida bastante aparte de todo esto. Si fuera de otra manera, si que sería más jodido pero no, lo llevan bien. - El mundo de la cultura está triste, nos ha dejado un grande, Juan Diego, imagino que te sumas a ese dolor y esa tristeza. - Sí, era un hombre de talento increíble, uno de los grandes del cine español. Y además, era un tipo comprometido, con ideales, con valores férreos a los que nunca renunció así que la pérdida es doble: tanto el actor como la persona. - Se va la persona pero queda un gran legado son muchos premios a lo largo de los años. A él no le gustaba que le llamasen 'maestro' siendo un maestro, eso dice mucho de cómo es por dentro. - Sí, yo creo que las grandes personas como él siempre conservan la humildad y la proximidad a sus raíces y a lo que son, y al resto de la gente. Él lo demostró hasta el final. - Muchísimas gracias, muchísima mierda. - Muchísimas gracias. ESTE TEMA ES EN EXCLUSIVA

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