Ficha técnica
Jorge Sanz asegura que Antonio Resines ha vuelto más delgado y con más energía después de su paso por la UCI: "está más fuerte que nunca, se ha quitado unos kilitos y está cojonudo, está como nunca. Le ha sentado bien". Bromea con que ha recibido un premio por su trabajo por estar a las puertas de la muerte: "fíjate si ha estado mal, que le han dado un premio nacional. Es un país cojonudo, ¡viva España!". Jorge Sanz desvela su plan de paternidad y bromea con tener hijos cada doce años: "ya te digo. Tengo por costumbre tener un hijo cada doce años, mes arriba o mes abajo. Dentro de unos años, quitaros de en medio, que te tiro un cepillo de dientes y te dejo embarazada". Está deseando que su nieta vega crezca para poder llevársela de gira con él y mientras tanto, aprovecha para llevarse a su hijo Lope: "es muy pequeña todavía pero a Lope estoy como loco por traerlo. Es el que menos ha conocido los escenarios y estoy como loco porque vea y llevármelo de gira por ahí". Asegura que disfruta mucho la etapa de la niñez en la que está muy presente la inocencia: "me encantan los niños, yo creo que siempre habría que tener un niño de esa edad a tu alrededor. Se creen todo lo que dices y te admiran, es acojonante". Compara la presencia escénica de Ana Turpin con la de victoria abril y reconoce el gran talento de la actriz: "Ana Turpin es una súper clase como actriz, estás en escena con ella y tiene una presencia como tiene victoria abril en pantalla, que ves que se crece. Tiene una voz que parce un saxofón y una presencia bestial". Confiesa haber tenido que aprender a trabajar con la voz para no quedarse escénico durante las representaciones teatrales: "en teatro, que es muy técnico, yo iba un poco a capón con la voz. Tardé dos obras de teatro en no quedarme afónico, en aprender a colocar la voz y a respirar bien". Recuerda una vez en que dos mujeres del público se impresionaron al ver cómo había crecido en los últimos años: "una vez salí en escena, venía público mayor y había dos señoras contándose a función al oído. Cuando salo a escena, salgo por primera vez y oigo: 'oh, se ha hecho mayor'". Opina que el teatro ha sido el único lugar donde recordar cómo era la vida antes de la pandemia: "fíjate que el teatro, durante todo este tiempo, era el único sitio donde podías ver cómo era la realidad antes. Era el único sitio donde veías gente sin mascarilla". Opina que es muy difícil compaginar el teatro con cualquier otro trabajo por la cantidad de compromiso y tiempo que hay que dedicarle: "yo creo que, al contrario de lo que se piensa, cuando haces teatro no puedes hacer otra cosa. Es tan absorbente y te lleva tanto tiempo que no puedes dedicarte a otra cosa". Total Jorge Sanz: - Muy buenas, Jorge. Cuéntanos ¿qué vamos a poder ver en 'El Premio'? - Vais a ver una comedia muy ágil, a la gente les va a llevar a sus propios límites éticos y los límites morales. Planteamos hasta qué punto, como lo de Groucho Marx, que estos son mis principios, si no les gustan, tenemos más. Parte de un personaje que tiene muy claro cuáles son sus límites éticos y morales y las dos actrices se encargan de desmenuzarlo. Todo esto, dentro del mundo editorial, de los escritores. Cómo uno está dispuesto a ceder al talento. A la gente, dentro de la comedia, les va a hacer reflexionar y se lo van a llevar su propia vida. Está gustando mucho. - El mundo de los escritores es muy difícil y se asemeja al mundo de los actores. - Bueno, salvando las distancias. Los premios literarios, de alguna manera, en el subconsciente colectivo está más difícil que sean por votación popular, no así los actores y las películas. - Cuéntanos ¿cómo ha sido trabajar con Ana Turpin y María Barranco? - Yo a María ya la conocía, hemos trabajado mucho desde hace mucho tiempo. Joaquín, el escritor de la función, ya nos hizo una película hace tiempo que se llama 'Tiempo de Tormenta'. Nos conoce muy bien, para la obra nos ha hecho un traje a medida. Trabajar con ella es un descojone. Ana Turpin es una súper clase como actriz, estás en escena con ella y tiene una presencia como tiene Victoria Abril en pantalla, que ves que se crece. Tiene una voz que parce un saxofón y una presencia bestial. Da gusto trabajar con ella. A mí siempre me gusta trabajar con actores que son mejores que yo porque aprendes mucho, que es lo que me ha pasado con Gabriel Olivares. Yo, técnicamente, toda mi técnica, yo trabajo para pantalla y para cine. Lo más fino para trabajar un actor es el cine, una buena película con dinero, es lo más fino que hay. En teatro, que es muy técnico, yo iba un poco a capón con la voz. Tardé dos obras de teatro en no quedarme afónico, en aprender a colocar la voz y a respirar bien. Trabajar con Gabriel ha sido muy nutritivo, he aprendido mucho. En este laboratorio de teatro, tiene seis obras en cartel en Madrid, es un fuera de serie. He aprendido una barbaridad de voz y técnica teatral ha sido un cursillo. - ¿Qué es lo más gracioso o lo más vergonzoso de lo que te acuerdes que haya pasado encima del escenario? - Me ha pasado muchas cosas en teatro. Una vez salí en escena, venía público mayor y había dos señoras contándose a función al oído. Cuando salo a escena, salgo por primera vez y oigo: 'oh, se ha hecho mayor'. Cómo remontas eso, hubo una carcajada general en todo el teatro. Te da una humildad que no te da el cine, te pone los pies en el suelo. - Había ganas de volver, ver los teatros llenos. - Fíjate que el teatro, durante todo este tiempo, era el único sitio donde podías ver cómo era la realidad antes. Era el único sitio donde veías gente sin mascarilla. Creo que, con toda esta pandemia, el teatro y todos los espectáculos en vivo se han visto reforzados en alguna manera, creo. La gente se ha dado cuenta de que tiene que entretenerse y olvidarse de esta sensación de miedo y mascarillas. Creo que, de alguna manera, el público los ha redescubierto, de alguna manera, no sé. - Han sido tiempos difíciles. - Sí, y una inquietud de no saber qué va a pasar. Hay que adaptarse a los nuevos tiempos pero eso crea una inquietud en la gente que notas que está deseando ir a conciertos. - Habíamos estado preocupados por Antonio Resines pero al final. - Fíjate si ha estado mal, que le han dado un premio nacional. Es un país cojonudo, ¡viva España! - Ha vuelto. - Está más fuerte que nunca, se ha quitado unos kilitos y está cojonudo, está como nunca. Le ha sentado bien. Ha tenido delirios cuando estuvo en ala UCI y le llamó Churchill para que hablara con el italiano para que no entrara la segunda guerra mundial. Ha tenido un viaje cojonudo pero estuvimos muy asustados. Es la broma que doy: 'si que has estado grave, que te han dado un premio nacional'. Este es un país que tiene cosas maravillosas pero, afortunadamente, sigue ahí, mejor que nunca. - Con más sentido del humor. - Que ya es difícil. - ¿Vais a hacer gira? - Ojalá. Hemos entrado tarde, es una producción especial, no es una producción al uso y salvo pequeños bolos, creo que hasta después de verano no empezarán a salir para finales de año y principios del que viene. Con lo que cuesta aprender un texto, cómo para no hacer gira. - ¿Tienes ya pensado lo siguiente o lo vas a compaginar con algo? - Yo creo que, al contrario de lo que se piensa, cuando haces teatro no puedes hacer otra cosa. Es tan absorbente y te lleva tanto tiempo que no puedes dedicarte a otra cosa. Tienes unos compromisos que no puedes ignorar. Estás haciendo teatro y lo demás va en función de si puedes. Merece la pena porque la sensación de salir y tener al público ahí, llevar las riendas del espectáculo, eso no te lo quita nadie. - ¿Viene tu familia? - Sí, de gira me llevo siempre a los niños. De hecho, mi hijo mediano, tengo tres. - Te llevas a los tres? - No, la mayor vive en el norte, me voy con los pequeños. Con mi hijo mediano, el primer año de vida no durmió en la misma cama dos semanas seguidas. Le ves entrar al teatro y va como por su casa. - ¿Tienes ganas de llevarte a tu nieta o es muy pequeña? - Es muy pequeña todavía pero a Lope estoy como loco por traerlo. Es el que menos ha conocido los escenarios y estoy como loco porque vea y llevármelo de gira por ahí. Me encantan los niños, yo creo que siempre habría que tener un niño de esa edad a tu alrededor. Se creen todo lo que dices y te admiran, es acojonante. - Lo puedes vivir a través de los nietos ahora. - Ya te digo. Tengo por costumbre tener un hijo cada doce años, mes arriba o mes abajo. Dentro de unos años, quitaros de en medio, que te tiro un cepillo de dientes y te dejo embarazada. - Nos alegramos mucho de que se haya reactivado y mucha mierda. - Y tú, que lo veas, gracias.
Relacionados