Silvia Jato recuerda los días de su marido en la UCI durante la cuarentena

Ficha técnica


Fecha 26/02/2022
Parte 1
Duración 00:11:02
Sonido Totales
Edición Editado
Localización Madrid
Firma Europa Press

Silvia Jato recuerda los días de su marido en la UCI durante la cuarentena: "sí, estuvo en la UCI, entre la vida y la muerte". Habla de lo difícil que fue la situación por la poca información que había entonces respecto al Covid: "terroríficos, porque no había conocimiento de nada, no había información. Las llamadas se producían una vez al día, no sabías si se salía adelante". Confiesa que la recuperación de su marido fue muy lenta e influyó en la familia: "muy lenta, muy lenta. El covid destroza y hace falta tener paciencia, recuperarlo físicamente, psicológicamente también, la familia sobre todo, la familia queda muy dañada psicológicamente". Opina que la peor parte se la llevaba la familia y no la persona ingresada: "sufre la familia, ellos, al final, una vez que están en una uci entubados no se enteran de nada. Al final sí tienen que luchar por recuperarse y ahí es donde se dan cuenta de cómo están. Pero claro, el proceso de duelo, el proceso de desconocimiento, de no saber si sigue vivió, lo vive la familia y eso es horroroso". Se alegra de que Antonio Resines haya salido del hospital y reconoce que tiene por delante una etapa muy dura: "fíjate, yo me he llevado una alegría tremenda, de que haya salido adelante porque jo, es un ser excepcional y porque nadie desea la muerte de nadie tiene que aprender a andar, es una etapa dura, claro que sí. Es una etapa dura y poquito a poquito. Espero que se recupere, la verdad".Silvia Jato opina sobre las noticias acerca de la Infanta Cristina e Iñaki Urdangarin. Silvia Jato defiende que los medios de comunicación deberían dar margen al matrimonio y no invadir su intimidad: "yo creo que la intimidad es algo, de verdad, que tiene que quedar reservado para la persona y quien lo vive. Que se traspase, que se haga publicidad sobre ello, que se persiga, me parece una vergüenza". Recuerda la vez en que tuvo que llevar a juicio a una revista por invadir su intimidad y la de sus hijos: "la verdad, es que nunca he sentido esa persecución pero si es cierto que al final tuve alguna querella que otra contra alguna revista y la gané, por inmiscuirse en la vida de mis hijos evidentemente, la vida privada y los menores, son sagrados. Eso es lo que hay que hacer: defender derechos". Silvia Jato le manda ánimos a Ana Rosa Quintana: "sabemos la lucha, tanto de los que la sufren como de los que están al lado. Pero el que la sufre, es una lucha muy potente". Desde aquí le mando un beso. Le reconoce como una mujer a la que considerar una gran figura de la televisión: "sí, la verdad que sí. Yo creo que hay personas que han hecho tele y que hacen tele y ella es una de ellas". Hay que rendirle pleitesía. Asegura que nunca se dedicaría a la prensa rosa: "jamás, jamás de los jamases". Silvia Jato reconoce que quiere volver a la televisión: en la televisión, en estos momentos, no estoy, espero estar pronto. Dice que la televisión tiene un componente atrayente muy fuerte: "sí, la echas de menos. Evidentemente, la televisión es una droga y es una droga brutal. Yo no sé si es la gente, el calor, el equipo". Prefiere no pedir proyectos televisivos, sino que le lleguen y poder valorarlos con calma: "que no anhelo ni deseo, a mí me gusta que me lleguen los proyectos, mirarlos, evaluarlos y yo siempre he dicho que los ídolos no son para copiar, son para admirar. Lo miro también en los programas, no anhelo nada. Ha habido proyectos que me han llegado y los he rechazado". Confiesa que no se acuerda de si ha cambiado desde su etapa televisiva: "llevamos mochila los que hacemos televisión y esa mochila es maravillosa. De lo que queda de allá, es que ya ni me acuerdo". Habla de su experiencia en el concurso televisivo del que fue pionera: "hombre, claro, lo he parido. ¿Qué me vas a contar?" Cuando me puse a hablar como una loca y me decía el director: "¿se le ha ido la cabeza?. Pues sí, un poquito". Silvia Jato confiesa sentirse avergonzada por las últimas noticias sobre el conflicto entre Ucrania y Rusia: "creo que estamos en un siglo de avances, con unas capacidades de desarrollo tecnológico increíbles y que las estemos destinando a matarnos y aniquilarnos entre nosotros, no sé, me da vergüenza". Opina que la pandemia habría servido para reflexionar acerca de la vida pero no parece ser así: "yo creí que la pandemia nos iba a hacer reflexionar, nos iba a hacer pensar que el ser humano es débil, que el ser humano, un virus, acaba contigo. Parece que nadie aprende, parece que somos lo peor de la raza". Este tema es en exclusiva Total Silvia Jato: - Bueno, Silvia Jato, qué orgullo y qué gusto verte. Cuánto tiempo. - Sí, aquí estamos, en la gala de la Fundación de Emilio Zeballos y esperemos que sea una gala bonita. Evidentemente, con dolor, con respeto a los acontecimientos que estamos viviendo y, sobre todo, una fundación que tanto reivindica y que se basa y se sustenta en los derechos constitucionales y humanos. Evidentemente vamos a estar esa noche muy sentidos por lo que está sucediendo. - Ya la gala en sí es muy significativa y representativa pero cobra mayor sentido dadas las circunstancias que estamos atravesando mundialmente. - Estamos atravesando algo que yo, de verdad, pensaba que la pandemia nos había hecho reflexionar un poco al ser humano. Había hecho pensar que la vida es lo más importante, vivimos dos días, hay que disfrutarla al máximo, la unidad entre países y sociedades es lo que realmente hace que la humanidad progrese. Y claro, ahora te encuentras en una situación tan Dantesca que, jo, qué quieres que te diga. Ver a la gente sufrir, ver a la gente... bueno, qué te voy a contar. Es horroroso. Creo que estamos en un siglo de avances, con unas capacidades de desarrollo tecnológico increíbles y que las estemos destinando a matarnos y aniquilarnos entre nosotros, no sé, me da vergüenza. - ¿Qué puede hacer la sociedad ante tal envergadura y tan difícil? Parece que, te tomo la palabra, vamos avanzando en siglos pero parece que vamos retrocediendo. - Parece que vamos retrocediendo o que olvidamos lo que hemos sufrido y eso, no sé si es peor. La gente habla de la Segunda Guerra Mundial, perdóneme, ¿Y la Guerra de Yugoslavia? Que parece que la hemos olvidado y fue una masacre. La gente se mataba entre hermanos. Todas las guerras son terroríficas y no sé qué podríamos hacer. Yo creí que la pandemia nos iba a hacer reflexionar, nos iba a hacer pensar que el ser humano es débil, que el ser humano, un virus, acaba contigo. Parece que nadie aprende, parece que somos lo peor de la raza. - ¿Usted ha reflexionado en su yo interno en esta pandemia? - Hombre, sí. Mi marido casi se muere, con lo cual - ¿Sí? Ay, no lo sabía, perdona. - Sí, estuvo en la UCI, entre la vida y la muerte. Con lo cual, me uno a aquellas personas que han perdido a seres queridos, a la sensación de soledad, angustia que se ha vivido. Lo viví en primera línea. - ¿Cómo fueron esos días? Imagino que terroríficos. - Terroríficos, porque no había conocimiento de nada, no había información. Las llamadas se producían una vez al día, no sabías si se salía adelante - ¿Fueron muchos días de angustia e incertidumbre? - Días de preocupación, claro que sí, toda la familia estaba muy preocupada. Fueron días en que te planteas mucho la vida, que hay que vivirla. Por eso, cuando veo esto y veo que no dan valor a la vida, teniéndola, es algo que me produce un disgusto terrorífico. - ¿Cómo se encuentra su esposo? - Bien, bien. Gracias a Dios, bien. - Imagino que la recuperación habrá sido pausada. - Muy lenta, muy lenta. El COVID destroza y hace falta tener paciencia, recuperarlo físicamente, psicológicamente también, la familia sobre todo, la familia queda muy dañada psicológicamente. Bueno, es una etapa que, gracia a Dios, la hemos borrado o intentamos borrarla. - Ellos sufren, los que luchan en la pandemia, pero el dolor psicológico de la familia. - Sufre la familia, ellos, al final, una vez que están en una UCI entubados no se enteran de nada. Al final sí tienen que luchar por recuperarse y ahí es donde se dan cuenta de cómo están. Pero claro, el proceso de duelo, el proceso de desconocimiento, de no saber si sigue vivió, lo vive la familia y eso es horroroso. - Tenemos un caos muy cercano, Antonio Resines. - Sí, sí, Antonio. Fíjate, yo me he llevado una alegría tremenda, de que haya salido adelante porque jo, es un ser excepcional y porque nadie desea la muerte de nadie. Al final, se te pone la piel de gallina. - Es duro, porque hemos visto las primeras imágenes al salir del hospital. Tiene que ir todavía con muletas, recuperando poco a poco. - Tiene que aprender a andar, es una etapa dura, claro que sí. Es una etapa dura y poquito a poquito. Espero que se recupere, la verdad. - ¿Usted cómo está? Hace mucho que no la vemos, en televisión nos cautivó. ¿Qué es de usted ahora? - En la televisión, en estos momentos, no estoy, espero estar pronto. Ahora estoy en la fundación Alcohol y Sociedad, como directora de Relaciones institucionales. Compagino el mundo de la comunicación y en un tema que es muy importante, la prevención del consumo de alcohol en menores. Hay que evitar eso. Estoy haciendo una labor de comunicación, de portavocía muy bonita. Tengo un equipo que lleva 20 años en una tarea en donde hay que decir que todo son logros y satisfacciones. - ¿Echa de menos la pantalla, la primera línea? - Sí, la echas de menos. Evidentemente, la televisión es una droga y es una droga brutal.Yo no sé si es la gente, el calor, el equipo. - A usted le quería mucho el público. - Y me siguen queriendo. Hablo en presente porque la verdad es que, hasta hace dos días, estaba haciendo Las mañanas en la 1 en verano. No estoy alejada de los medios televisivos, al contrario. - Han evolucionado a pasos de gigante, también, incluso los formatos a día de hoy. ¿Se encontraría, a día de hoy, cómoda con algún formato que esté en antena? - ¿Sabes lo que pasa? Que no anhelo ni deseo, a mí me gusta que me lleguen los proyectos, mirarlos, evaluarlos y yo siempre he dicho que los ídoslos no son para copiar, son para admirar. Lo miro también en los programas, no anhelo nada. Ha habido proyectos que me han llegado y los he rechazado. El que llegue, que me guste. Me da igual, como si es para Telezambia, lo importante es comunicar para ti misma, que te guste lo que estás haciendo, y que eso se traslade al espectador. - ¿Queda algo de la Silvia Jato de Pasapalabra? - Uy, ¿qué queda? Pues mira, no sé qué decirte. Sigo siendo la misma, yo creo, con más canas. - Más guapa. - Eso no, pero, desde luego, con más canas. Hay una buena frase de una actriz de Hollywood que le dice a sus maquilladoras: maquíllame bien, pero no me quites una sola arruga que bastantes años me han costado conseguirlas. Es verdad, llevamos mochila los que hacemos televisión y esa mochila es maravillosa. De lo que queda de allá, es que ya ni me acuerdo. - Cuando ve el programa, pasó Christian Gálvez, ahora Roberto Leal, ¿hace un viaje al pasado? ¿le desea lo mejor a Roberto? - No, no. La verdad que no y le deseo a todos los que han recogido el testigo del programa, la verdad. - Eres pionera. - Hombre, claro, lo he parido. ¿Qué me vas a contar? Cuando me puse a hablar como una loca y me decía el director: ¿se le ha ido la cabeza?. Pues sí, un poquito. Lo veo y digo: jo, qué bonito que lleve más de veinte años, un programa de estas características, en la franja líder, en la más complicada. Satisfacción plena, pero labor de equipo: del cámara, del redactor, del guionista, del productor, del director, de todo un equipo. - Están mandando un mensaje a Ana Rosa, compañera de profesión, que está venciendo la lucha de la grave enfermedad. Está cada vez más fuerte y con ganas de volver a la pequeña pantalla. Imagino, compañera de profesión a ala que admira y quiere. - Hombre, por supuesto. Además, Ana Rosa compartió conmigo uno años muy dulces en Antena 3 con su Sabor a ti y la verdad es que le deseo todo lo mejor del mundo. Es una terrible enfermedad y los que hemos sufrido esta enfermedad bueno, acompañando a personas que la padecen. Sabemos la lucha, tanto de los que la sufren como de los que están al lado. Pero el que la sufre, es una lucha muy potente. Desde aquí le mando un beso. - Una gran compañera y admiración por ella. - Sí, la verdad que sí. Yo creo que hay personas que han hecho tele y que hacen tele y ella es una de ellas. Hay que rendirle pleitesía. - ¿Sigue la crónica de todo lo que acontece social, la crónica rosa o pasa? - No, no. No tengo ni idea, la verdad es que nunca me he dedicado a la crónica rosa y cuando tenía que hacerlo en algún programa lo he tocado como diciendo ¿qué me estás contando?. Para mí, todo esto es un poltergeist, te lo digo de corazón. Primero, porque nunca me vi metida en ella. Jamás, jamás de los jamases. - Con el revuelo que hay con la infanta y Don Iñaki. - Pues es que, hijo mío, son personas. A mí me da pena que la intimidad de una persona se vea tan expuesta. - Tan reflejada. - Si, la intimidad debería ser para uno y debería haber un respeto hacia esa intimidad. - ¿Crees que a veces se pasa? - Si, yo creo que sí. Habría que hacer jurisprudencia al respeto. Yo creo que la intimidad es algo, de verdad, que tiene que quedar reservado para la persona y quien lo vive. Que se traspase, que se haga publicidad sobre ello, que se persiga, me parece una vergüenza. - ¿Ha usted se le ha perseguido? - Yo, la verdad, es que nunca he sentido esa persecución pero si es cierto que al final tuve alguna querella que otra contra alguna revista y la gané, por inmiscuirse en la vida de mis hijos. El Tribunal Supremo dictó, sí. - Y ganó. - Evidentemente, la vida privada y los menores, son sagrados. Eso es lo que hay que hacer: defender derechos. - Muchísimas gracias, me ah dado un gusto verla. Estás guapísima. - Muchas gracias. Este tema es en exclusiva

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