Tamara Gorro explica lo que supone una depresión grave como la suya

Ficha técnica


Fecha 10/02/2022
Parte 1
Duración 00:09:35
Sonido Totales
Edición Editado
Localización Madrid
Firma Europa Press

Tamara Gorro explica lo que supone una depresión grave como la suya: "hay que pararlo, quién quiera estar a tu lado que esté y quien no, que se vaya a la mierda. Esto es muy jodido, lo pasa mucha gente, como te he dicho antes hay gente que tiene la suerte y fuerza de vestirse, pero otros tiran la toalla y nadie sabe si tú has pensado en tirar la toalla o no, solamente lo sabes tú, nadie tiene derecho a decirte nada. Ahora me voy a tomarme algo". Sobre cómo era su día a día en Estados Unidos donde ha pasado unos días para intentar recuperarse, explica: "me levantaba a las seis de la mañana, veía el amanecer y me iba a hacer deporte, hacía tres horas deporte, lo que nunca, leer, tenía mucha hambre de leer, me sentaba en la cama y me dormía, me tiré como dos días solo de dormir, no tenía ganas de nada y después me iba a caminar, lloviendo, quería sentir la lluvia, escuchar mucha música". A pesar de todo reconoce que no ha logrado recuperarse del todo: "me desahogaba, no aprendía nada, mucha terapia con la psiquiatra, la medicación, ahí me hizo mucho efecto porque descansaba, he reído mucho, ha sido un conjunto de todo". Sin poder hablar de su relación con Ezequiel Garay para no emocionarse, Tamara asegura que tiene fuerzas y ganas de recuperarse: "yo sé lo mal que se pasa en esto, yo lo estoy pasando muy mal y sé la gente que se ha quedado en el camino, nuestra compañera hace poco, sé por lo que se pasa y sé lo que tenemos que intentar hacer, yo no soy un ejemplo de nada. Yo estoy en el camino, en el camino con ganas, que flaqueas". Cuando le preguntan por el acoso en redes sociales, Tamara reconoce que ella no lo ha sufrido: "a mí no me han hecho acoso, siempre hay comentarios, pero no puedo decir que me hayan acosado en redes. Bastante tiempo me he tirado quién sabe cómo, me toca distraerme, disfrutar". Total Tamara Gorro: - Vuelve la Tamara intensa. - Esa nos gusta. - Mira, he enviado esto, me veo hasta fea con la ropa. A mi madre, a Eze te lo juro. - Pero si estás guapísima. - Ya no fea, es que tampoco estoy acostumbrada desde que estuve en Estados Unidos que salí a bailar y tal aquí es la primera vez que salgo. - ¿Qué has sentido al abrir la puerta de la gente, qué es para ti? - Estoy nerviosilla, bueno, no sé. Es que tengo que hacerlo. - Tienes que hacerlo, por ti y por los tuyos, pero principalmente por ti, por tu salud. - Tengo que hacerlo. Tengo que salir, tengo que maquillarme, tengo que peinarme, irme con mis hijos, es que si no, qué hago. - ¿Te ha costado hoy peinarte, maquillarte y ponerte guapa? - Que te diga mi amiga, la he llamado dos veces diciéndole que no venía. AL final son dos amigos, pues les echo un capote, a mí me gustaría que me ayudasen y ellos entienden, a lo mejor aguanto 15 minutos o una hora o a lo mejor me veis sobre una mesa dándolo todo. Encima se me cae esto, me he quedado en los huesos. - Has perdido mucho peso. - Pues perdí siete y ahora he perdido nueve kilos. - Hoy en un día bonito, ese viaje Estados Unidos, ¿qué ha significado para ti, desconectar, pensar en ti? - Ha sido corto pero claro, tengo niños. Ha significado leer, tomar el sol, hacer mucho deporte, llorar mucho - ¿Has llorado mucho? - He llorado mucho. - ¿Qué has aprendido de esas lágrimas? - Me desahogaba, no aprendía nada, mucha terapia con la psiquiatra, la medicación, ahí me hizo mucho efecto porque descansaba, he reído mucho, ha sido un conjunto de todo. - Te planificabas los días, ¿cómo era tu día a día allí? - Me levantaba a las seis de la mañana, veía el amanecer y me iba a hacer deporte, hacía tres horas deporte, lo que nunca, leer, tenía mucha hambre de leer, me sentaba en la cama y me dormía, me tiré como dos días solo de dormir, no tenía ganas de nada y después me iba a caminar, lloviendo, quería sentir la lluvia, escuchar mucha música. - ¿Te encontraste contigo misma? - No. - ¿Has venido más liberada? - Es que te mentiría, pues no. Ha servido para coger un poquito de aire. - A medida que iban pasando esos días, tocaba volver a España, a tu casa y a tu vida. ¿Tenías miedo? - No, mis hijos, Ezequiel, mi familia, eso es lo que yo más podía desear ver. Eso es fuerza, energía, eso es bueno pero una persona cuando no está bien, más con lo que tengo yo, estás inestable, ahora me ves bien, a lo mejor me ves irme porque me encuentro mal, es que no lo sé. - ¿Los echaste de menos? - Obvio, a todos, yo hacía llamadas 24 horas. A mí solo me decían vale, vale mis hijos me decían cuando vienes de trabajar. - ¿Volverías a hacerlo? - Sin mis hijos no. No puedo, no debo. Mis hijos han notado esa faltita. - ¿Con Ezequiel cómo estás? - No hablamos de eso. Me emociono, no porque no os quiera contestar. - ¿Pero estáis bien, sois amigos, compañeros? - Obvio. Lo hemos sido, lo somos y lo seremos. - ¿Seguís encontrándoos el uno en el otro? - No quiero hablar más. - Bien. - ¿Todo perfecto? - Admiración, cordialidad, deseo. - Siempre. - Una palabra para definirlo. - Extraordinario. - Tú cómo estás, hemos escuchado unas declaraciones tuyas, has cogido el toro por los cuernos, has dado nombre y apellido de lo que tienes. Depresión grave, has ayudado mucho con cada mensaje. Qué ha significado confesar que padeces esa depresión. - (Se emociona) - No te quiero hacer llorar - No, tú no, por favor. Yo sé lo mal que se pasa en esto, yo lo estoy pasando muy mal y sé la gente que se ha quedado en el camino, nuestra compañera hace poco, sé por lo que se pasa y sé lo que tenemos que intentar hacer, yo no soy un ejemplo de nada. Yo estoy en el camino, en el camino con ganas, que flaqueas - Lo has hecho para ayudar. - Sí, sin duda, sino yo no lo hubiera dicho hasta que no estuviese curada, pienso curarme. - Hay un acoso permanente en redes. - A mí no me han hecho acoso, siempre hay comentarios, pero no puedo decir que me hayan acosado en redes. Bastante tiempo me he tirado quién sabe cómo, me toca distraerme, disfrutar. - Llevas un año y medio luchando contra esta enfermedad ¿tiene fecha de caducidad? - Ojalá, yo te lo firmo ahora, pero dime una fecha. - El psiquiatra estará contigo. - Sí, mi terapeuta, mi psiquiatra, la medicación va variando para estar más estable, cuando estás mejor baja bueno. - Tú sí que tienes ganas. - Por narices tengo que tener ganas y fuerza, no nos queda otra que tirar para adelante. - ¿Tienes algún deseo por las mañanas? - Que mis hijos sean felices y para que mis hijos sean felices yo tengo que estar bien. - Ven a una mamá fuerte, que ríe, que juega - Sí, ahora sí que lo ven, yo me esfuerzo para hacerlo. - ¿Qué piensas cuando te dicen que has ayudado? - A mí todo el mundo me dice has ayudado. No. - Sí, es una enfermedad que muy poca gente le pone nombre, por las redes se acosa mucho y es una enfermedad que tú si la has cogido por los cuernos. - Hay que pararlo, quién quiera estar a tu lado que esté y quien no, que se vaya a la mierda. Esto es muy jodido, lo pasa mucha gente, como te he dicho antes hay gente que tiene la suerte y fuerza de vestirse, pero otros tiran la toalla y nadie sabe si tú has pensado en tirar la toalla o no, solamente lo sabes tú, nadie tiene derecho a decirte nada. Ahora me voy a tomarme algo. - Te veo feliz, estable. - Bueno, estoy mejor. - Hoy estás saliendo. - Hoy, vamos a ver cuánto dura. - Sigues con tus terapias porque vas a poder con esto. - Terapia, mi psiquiatra y la vida. - Quieres a tus hijos por encima de todo. - Amo, no echaba mucho de menos la vida, por eso he vuelto a ella pero mis hijos son mi vida. - A pesar de este parón con Ezequiel, le quieres con locura. - Hombre, eso lo sé. Por supuesto.

Relacionados