Ficha técnica
Gabriela Ostos recita un poema dedicado a su padre y a otros toreros que fallecieron anteriormente. Gabriela Ostos también ha querido compartir unas palabras en honor a su padre: "yo quiero recordarle como padre, ese padre amoroso que va conmigo cuando era chica. Como ese padre que te abrazaba y te escribía cartas cuando se iba de temporada a Las Américas". La nieta del torero, soledad, ha querido dedicar unas palabras en honor al torero: "mi abuelo Jaime era de esas personas que nacen para ser recordadas, de los protagonistas, de los que no olvidas jamás creo, sinceramente, que le gustaría que los que seguimos aquí, que lo queríamos, disfrutáramos como solo él sabía hacerlo". Gisela Ostos ha sido la encargada de leer el salmo responsorial en la misa dedicada a su padre. La iglesia del baratillo, con el aforo al máximo, ha contado con coro para amenizar la celebración. Soledad: - No tuve la gran suerte de compartir tanto tiempo con él como ustedes. Sin embargo, agradezco y valoro cada segundo. Por la parte que formó en mi vida, solo tengo palabras de admiración y gratitud. Mi abuelo Jaime era de esas personas que nacen para ser recordadas, de los protagonistas, de los que no olvidas jamás. Era un hombre que supo disfrutar la vida, que supo hacer de ella una aventura inolvidable para él y para los que lo rodeaban. Creo, sinceramente, que le gustaría que los que seguimos aquí, que lo queríamos, disfrutáramos como solo él sabía hacerlo. Con valentía, coraje y entusiasmo. Que lo recordáramos como lo que fue: un hombre honesto, leal y entregado a los demás. Aunque nunca te hizo falta: suerte, torero. Suerte, abuelo. Gabriela Ostos: - La alegría de saber que ya está ahí arriba, que Dios lo tiene en su Gloria, y que Dios le está dando todo lo que se merece. Yo quiero recordarle como padre, ese padre amoroso que va conmigo cuando era chica. Como ese padre que te abrazaba y te escribía cartas cuando se iba de temporada a las Américas. Quiero recordarle como ese padre que me cogía de la mano y me decía que todo era posible, solo había que desearlo. Quiero recordarle como el torero, ese torero que tenía el valor de salir siempre a dar todo lo que tenía para no decepcionar a nadie. Ese maestro que supo compartir con sus compañeros toda su sabiduría del toro y en la vida. Que luchó tanto por los picadores, por todos los que han estado ahí. Nos lega, a nosotros, descendientes, seguid luchando y defendiendo lo que hizo toda su vida. De estar al lado de todos y saber disfrutar de todo lo de la vida. Lo último, permitirme que lea el verso que quiero dedicar a mi padre y voy a intentar no llorar. Es difícil. La muerte lo despertó, el día amaneciendo. La muerte se lo llevó con los primeros rayos saliendo. Y su alma subió al cielo, y los corrales se abrieron. Se abrieron las puertas de Dios, allí va Ostos, ahí lo espera su cuadrilla. Ya viene montando jaleo. Lo veo con Dominguín entre risas y pasos. En la línea con Ordóñez, aprender de sus maestros. Ángel Peralta lo ve y le pregunta a su amigo: ¿cuánto lloraste por mi? Yo le respondí con orgullo: por la vida que me diste, por la vida que tuve. Ya se define el cartel interminable del cielo. Ostos ya viene a montarla, preparad clarinetes de sentimientos. Un paso doble que suena, son amigos, compañeros, son toreros. Gracias papá, por todo lo que me has enseñado.
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