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Miguel Bosé presenta su libro ‘El hijo de capitán trueno’

Ficha técnica


Fecha 10/11/2021
Parte 2
Duración 00:30:21
Sonido Totales y Ambiente
Edición Editado
Localización Madrid
Firma Europa Press

Miguel Bosé presenta su libro 'El hijo de capitán trueno' en el que relata algunos de los episodios más duros de su infancia: "En mi capacidad de dramatizar en algún momento falla porque siempre salgo por la tangente con algo de humor. Es una forma de escapatoria que yo creo que me viene de muy atrás porque cualquier drama siempre intenté aligerarlo saliendo por la tangente". El cantante confiesa qué momento de su vida ha sido el más difícil de escribir: "Contar el episodio de mi madre durmiendo en la calle no sabía si contarlo, ya no está y eran cosas que no sabía si tenía el derecho de intrusión. Pedí señales, me las dieron y tiré para adelante, pero son cosas que calan muy hondo. Esa imagen caló y de las que está en el libro fue de las que más calaron, fue terrible, devastador y así fue durante días. Esas cosas hurgaron muy hondo". Miguel Bosé asegura que no tiene nada que perdonar a su padre, Luis Miguel Dominguín: "Lógicamente, tampoco había que perdonarle No hay que perdonar a nadie porque uno crece y hace cosas peores de las que pensaba que iba a ser capaz, al final esa genética se traslada y se multiplica por la cantidad de libertades de tu convivir de la juventud en adelante. Entonces entendí que lo que tanto me había dolido de él yo lo estaba repitiendo o multiplicando porque había heredado su genética y entonces es mucho más fácil decir ahora entiendo todo y respeto". El hijo de Lucía Bosé confiesa que le da todo el amor a sus hijos que a él le faltó: "En este momento estoy viviendo en esa casa. Esa casa de hoy, mi casa, es una casa que justamente tiene todo aquello que de alguna manera me faltó, esos abrazos, ese cariño, ese casi empalagoso Mis hijos me dicen ay, papi, de verdad, eres un pulpo, pero es como que tengo que recuperar los abrazos perdidos, ese cariño perdido y probablemente de haber vivido en una casa diferente yo no hubiese sido quien soy. Probablemente no tendría el mismo carácter, creo que en las dificultades se forjan los caracteres mucho mejor que en la bonanzas". El artista asegura que el traumático episodio del safari junto a su padre le sirvió para liberarse: "Fue el liberatorio completamente y ya dije para qué pelear más porque además al año siguiente se separan. Todo tuvo que ver y de alguna manera esto me hace pensar si la actitud que tuvo conmigo en el safari no fue una especie de prolongación que buscó en el trato que luego tuvo con mi madre. En la canción digo hijo de su madre, hijo de puta también y él probablemente tenía ya esa cosa que cuando me veía a mí, veía a mi madre. Probablemente sí porque al año siguiente se separan y a los pocos meses pasa todo, se acelera todo y todo tuvo que ver... Yo creo que el trato, la enfermedad, la relación con el doctor que corta con él, le desprecia y se va del bando de mi madre y en aquella época era o conmigo o contra mí. Yo creo que eso es una lectura buena, da por pensar y ahí es donde yo solté". El hijo de Luis Miguel Dominguín cuenta la anécdota que marcó un antes y un después en la relación que mantenía con su padre: "En el momento que yo empiezo mi carrera mi padre hubo un día en el que le pillé mirándome embelesado, me miraba y me observaba y le dije quita esa cara de tonto ya y me dice es que me parece imposible que alguien de mi familia y de mi entorno haya sido algo sin haberme pedido jamás nada porque tú no me pediste jamás nada. Le dije te equivocas, la verdad, me has dado cuatro idiomas, me has dado unos estudios en el Liceo Francés, me has dado un entorno cultivo en el que he crecido con personajes espectaculares y me has dado el ADN, eso te lo he robado, no te lo he pedido, te lo he quitado y no te has dado cuenta. Le costaba mucho trabajo la dependencia que él creaba sobre la familia, los cercanos, los entornos, las cuadrillas, que mucho no podían escapar, y todos de alguna manera subsistían y hacían sus vidas gracias a él, por él. Yo jamás le pedí nada y de repente se encuentra a Miguel Bosé y hay una anécdota que marca el antes y el después de lo que es Luis Miguel Dominguín y es un día que él va en un taxi y el taxista que era un chico joven está mirando por el retrovisor, él se da cuenta que le está mirando y le dice el chico taxista yo a usted le conozco. Mi padre dijo, claro, y él le dijo usted es el padre de Miguel Bosé y mi padre dijo me para en la próxima esquina, por favor Eso le dio a él a entender que la única persona que jamás le había pedido nada resultó ser su hijo con lo cual dijo me he equivocado. Aquel niño raro al que no le gustaba cazar es que se ve que la vida me tenía preparada una mitificación mayor de la que yo me esperaba y yo no lo entendía. A partir de ese momento se salió de él una especie de querer recuperar el tiempo y se sintió avergonzado porque no supo ver en su momento lo que yo iba a ser porque no podía verlo, no podía saberlo y quizás si lo hubiese entendido o lo hubiese sabido yo no hubiese sido quien soy porque en esos conflictos Miguelito creó el carácter de Miguel Bosé". En mitad de la rueda de prensa, Bosé no dudaba en pedirle a los periodistas que se retiraran las mascarillas a pesar de haber sido muy criticado por su negacionismo de la pandemia: "Es que esto de las mascarillas es terrible porque te la pegan y parece que tengo a cinco asaltadores delante y resulta que tengo a varios conocidos". Entrevista Miguel Bosé: - ¿Por qué ahora? - Porque era el momento. Los momentos en el fondo no los eliges tú, te eligen ellos a ti y cuando hay un proyecto que está maduro se desprende. Ahora que está hecho entiendo que era el momento exacto, no podría haber sido antes y que tampoco podría haber esperado mucho. - ¿Por qué te has ceñido a este periodo de tiempo? ¿Por qué llegas hasta 1977? - Porque a partir de ahí empieza la serie, la serie de televisión que se empieza a rodar en dos o tres meses y arranca en el momento cuando me subo al escenario por primera vez y va para adelante. Es verdad que en ese momento se necesita oír, porque hay banda sonora, y se necesita ver porque hay conciertos, es un momento mucho más visual mientras que es difícil o sería difícil explicar en imágenes el detalle sensorial que existe a lo largo de todo este libro. Las texturas, los olores, las luces, las sensaciones Todo eso en una imagen no lo puedes hacer y luego era bonito explicar la infancia y explicarla en primera-tercera persona para que se entendiera el por qué ocurrió después lo que ocurrió porque uno es fruto del resultado de lo que le pasa en la infancia y la adolescencia sin duda alguna. Era importante esa parte de la vida totalmente inédita porque no hay rastro, hay hemeroteca y fotos, pero no hay relato que precise. - Has dicho que sobretodo la infancia y la adolescencia en tu crecimiento personal son los protagonistas del libro y obviamente tu familia también lo es. Me gustaría que describieras a tus padres, ya sé que lo haces en el libro, pero ¿cómo los definirías? - Luis Miguel Dominguín en aquella época era un Dios. Era Dios sobre la tierra, era pues uno de los personajes más relevantes de esa España y mi madre era la mujer más bella del mundo y una de las musas del surrealismo. Venía con una carrera cinematográfica exquisita y se encuentra con ese personaje arrollador en una España muy particular en la que solo sabía por los relatos de Ava Gardner, eran grandes amigas, y se encontraron en esa España, se enamoraron con una pasión brutal y se casaron y tuvieron una familia de la que hablo en este libro de ese momento enmarcado en un paisaje de aquella España del régimen y rodeada y aderezada por unos personajes inverosímiles porque ahí están los que hicieron y deshicieron en el siglo XX en arte, pensamiento, sociedad y política. - Todas las memorias o autobiografías tienen algo de ajuste de cuentas y yo creo que en esta hay algo más. ¿Te lo has tomado como un ajuste de cuentas? ¿Has perdonado a tu padre o tienes algo que perdonar? - Si te lees el libro te queda claro. Sí, lógicamente, tampoco había que perdonarle No hay que perdonar a nadie porque uno crece y hace cosas peores de las que pensaba que iba a ser capaz, al final esa genética se traslada y se multiplica por la cantidad de libertades de tu convivir de la juventud en adelante. Entonces entendí que lo que tanto me había dolido de él yo lo estaba repitiendo o multiplicando porque había heredado su genética y entonces es mucho más fácil decir ahora entiendo todo y respeto. (Deja de hablar para pedir que se quiten las mascarillas) Oye, ¿os importa quitaros las mascarillas? Perdón, pero es que veo delante de mí una gente que luego me voy a encontrar por la calle Si no queréis las podéis mantener, pero me parece más. Anda, hola (se levanta y abraza a un periodista). Es que esto de las mascarillas es terrible porque te la pegan y parece que tengo a cinco asaltadores delante y resulta que tengo a varios conocidos Mira, no hay ajuste de cuentas, hay simplemente un ejercicio de entender que lo que pasó, pasó porque tenía que pasar y no vamos a estar especulando ahora de si las cosas podrían haber sido de otra manera o qué pasó. Lo que pasó, pasó y ya está, se entendió y se siguió adelante porque el problema que tenía Miguelito en ese entonces era sobrevivirle a diario a esos dos monstruos sagrados que tanta sombra causaban y tanto eclipse creaban. Esa necesidad de sobrevivir era lo que más imperaba y el resto ya vendría. - En el libro lo cuentas, pero ¿en qué momento tú fuiste consciente de que la vida con tu padre iba a ser mucho más difícil de lo que habrías creído? - Yo creo que no sabía bien cómo iba a proceder la relación con mi padre. En el libro habéis visto que de niño no reunía las condiciones que mi padre quería para un heredero, ¿no? Machote, cazador, rudo Yo tenía vena más lombarda, era más sensible, me gustaba la lectura y era un niño raro, y esos niños como herederos, sobretodo en la casta del torero, pues creaban y levantaban muchas dudas y sospechas. Luego es verdad que en el momento que yo empiezo mi carrera mi padre hubo un día en el que le pillé mirándome embelesado, me miraba y me observaba y le dije quita esa cara de tonto ya y me dice es que me parece imposible que alguien de mi familia y de mi entorno haya sido algo sin haberme pedido jamás nada porque tú no me pediste jamás nada. Le dije te equivocas, la verdad, me has dado cuatro idiomas, me has dado unos estudios en el Liceo Francés, me has dado un entorno cultivo en el que he crecido con personajes espectaculares y me has dado el ADN, eso te lo he robado, no te lo he pedido, te lo he quitado y no te has dado cuenta. Le costaba mucho trabajo la dependencia que él creaba sobre la familia, los cercanos, los entornos, las cuadrillas, que mucho no podían escapar, y todos de alguna manera subsistían y hacían sus vidas gracias a él, por él. Yo jamás le pedí nada y de repente se encuentra a Miguel Bosé y hay una anécdota que marca el antes y el después de lo que es Luis Miguel Dominguín y es un día que él va en un taxi y el taxista que era un chico joven está mirando por el retrovisor, él se da cuenta que le está mirando y le dice el chico taxista yo a usted le conozco. Mi padre dijo, claro, y él le dijo usted es el padre de Miguel Bosé y mi padre dijo me para en la próxima esquina, por favor Eso le dio a él a entender que la única persona que jamás le había pedido nada resultó ser su hijo con lo cual dijo me he equivocado. Aquel niño raro al que no le gustaba cazar es que se ve que la vida me tenía preparada una mitificación mayor de la que yo me esperaba y yo no lo entendía. A partir de ese momento se salió de él una especie de querer recuperar el tiempo y se sintió avergonzado porque no supo ver en su momento lo que yo iba a ser porque no podía verlo, no podía saberlo y quizás si lo hubiese entendido o lo hubiese sabido yo no hubiese sido quien soy porque en esos conflictos Miguelito creó el carácter de Miguel Bosé. - Hablas de la cacería y el pasaje del safari es desgarrador, pero yo no sé si cuando acabó ese viaje tú sentiste cierto alivio en plan mi padre me da por perdido y ya puedo ser quien quiera porque lo he decepcionado. - Y así fue. Fue el liberatorio completamente y ya dije para qué pelear más porque además al año siguiente se separan. Todo tuvo que ver y de alguna manera esto me hace pensar si la actitud que tuvo conmigo en el safari no fue una especie de prolongación que buscó en el trato que luego tuvo con mi madre. En la canción digo hijo de su madre, hijo de puta también y él probablemente tenía ya esa cosa que cuando me veía a mí, veía a mi madre. Probablemente sí porque al año siguiente se separan y a los pocos meses pasa todo, se acelera todo y todo tuvo que ver... Yo creo que el trato, la enfermedad, la relación con el doctor que corta con él, le desprecia y se va del bando de mi madre y en aquella época era o conmigo o contra mí. Yo creo que eso es una lectura buena, da por pensar y ahí es donde yo solté. - Dices que te naciste en un momento privilegiado. Junto con la casa de las flores no se me ocurre mejor forma de crecer en cuanto educación, estimulación creativa, pero también dices que era una casa en la que se dosificaban los abrazos. ¿Te hubiese gustado crecer en un ambiente más convencional pero donde el amor fuera más presenta? - En este momento estoy viviendo en esa casa. Esa casa de hoy, mi casa, es una casa que justamente tiene todo aquello que de alguna manera me faltó, esos abrazos, ese cariño, ese casi empalagoso Mis hijos me dicen ay, papi, de verdad, eres un pulpo, pero es como que tengo que recuperar los abrazos perdidos, ese cariño perdido y probablemente de haber vivido en una casa diferente yo no hubiese sido quien soy. Probablemente no tendría el mismo carácter, creo que en las dificultades se forjan los caracteres mucho mejor que en la bonanzas. - Hablaba el compañero de la familia flores que eran de los habituales de vuestra casa, pero también hubo otros muchos. ¿Quién te sorprendió más? ¿Y qué influencia tuvo Pablo Picasso en tu vida personal y artística? - Hay muchas Ava era una mujer que nos fascinaba mucho. Yo mantuve relación con ella hasta el final de sus días, la visitaba en Londres y yo me acuerdo cuando venía a jugar con nosotros en Somosaguas con la casa a penas hecha que se descalzaba, se tiraba al suelo, se estiraba sus vestidos y con esa belleza extrema. Le jodía muchísimo que le dijeran el animal más bello del mundo y decía no soy un animal, soy una mujer. Tenía razón, tenía ese poderío de fascinación que tienen los felinos y ya jugaba con nosotros, y jugaba bien. Nos dedicaba tiempo, atención y lo digo en el libro que los niños recuerdan a las personas y los separan en la infancia con los que juegan con ellos y lo que no. Deborah Kerr no jugaba con nosotros, le gustaba más el calimocho. - Recogiendo un poco la pregunta de la compañera porque es verdad que Picasso ofreces una visión que no es la habitual. Se le pone como muy dominante de las mujeres y aquí roza casi la marioneta como si estuviese utiliza

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