Ficha técnica
Antonio Banderas deja claro que en ningún momento se planteó imitar a Pedro Almodóvar en ‘Dolor y Gloria’: “La imitación no la contemplé en ningún momento, a pesar de que formalmente sí que hay un montón de referencias desde el pelo, el vestuario, hice una copia exacta de su apartamento, pero después el personaje había que construirlo desde dentro hacia afuera. Eso era lo importante y no quedarse atrapado en la parte exterior del personaje”. Sobre cómo es trabajar con el director español, dijo: “a Pedro no le gustan los actores que llegan viciados, que se han ido fabricando en otras películas, cuando de repente te quitan todo lo que te da cierta seguridad para trabajar te sientes un poco desnudo frente a la cámara pero ahí es donde está la verdadera creación. Estoy muy agradecido en que en algún momento haya sido duro porque solo he sacado cosas buenas”. En cuanto a cómo se presentó él al rodaje, el actor explicó: “yo venía casi como un soldado raso a esta película, sin galones, muy desnudo, en posición de escuchar y de estar absolutamente maleable para que él pudiera jugar conmigo. Eso era muy importante para mí y creo que él lo entendió desde el principio, al finales de la `primera semana él se dio cuenta de la disponibilidad que había por mi parte y yo notaba que me iba dejando ir. Hubo un momento en el que estábamos jugando un pin-pon muy interesante” TOTAL DE ANTONIO BANDERAS La responsabilidad, el miedo, hay que tirar del bagaje que uno lleva y sobre todo tener los oídos, el corazón y el alma muy abiertos para escuchar qué es lo que quiere hacer realmente, cuál era la narrativa que quería seguir, qué es lo que quería reflejar de él miso dentro de la peli, bastante por lo que hemos visto y tratar de entender, al final se trata de eso. Actúas como el alter ego de Pedro, ¿la línea tiene que ser muy fina entre dar esos toques autobiográficos y caer en la imitación? La imitación no la contemplé en ningún momento, a pesar de que formalmente sí que hay un montón de referencias desde el pelo, el vestuario, hice una copia exacta de su apartamento, pero después el personaje había que construirlo desde dentro hacia afuera. Eso era lo importante y no quedarse atrapado en la parte exterior del personaje. Ha sido un rodaje emocionante. Sí, lo ha sido, de verdad. Ha sido mucho porque hay un momento en el que al mirar atrás las edades que ya empezamos a tener, él es un poquito mayor que yo, hay una mirada de reconciliación con determinadas cosas, con la familia, con el cine, con la amistad, con el amor, con el dolor y con la gloria. Dicen que trabajar con Pedro es difícil porque es un hombre muy exigente. Sí. ¿te ha dado más momentos de dolor o de gloria? De gloria, yo a Pedro le tengo mucho agradecimiento y además los momentos de dolor han sido muy productivos. A Pedro no le gustan los actores que llegan viciados, que se han ido fabricando en otras películas, cuando de repente te quitan todo lo que te da cierta seguridad para trabajar te sientes un poco desnudo frente a la cámara pero ahí es donde está la verdadera creación. Estoy muy agradecido en que en algún momento haya sido duro porque solo he sacado cosas buenas. ¿Te has quedado con la espinita de compartir escena con Penélope? No tenemos ese momento final, tuvimos otro momento muy pequeñito en Los Amantes Pasajeros, tengo la impresión de que a lo mejor muy pronto voy a trabajar con ella, tengo esa impresión pero no adelanto nada más. ¿Sientes que te has reinventado en esta película, dice que era importante para él deshacerte de muchas cosas propias tuyas? Había que hacer un ejercicio de destrucción, de deconstrucción para empezar a trabar en el personaje que me planteaba. Yo aprendí mucho en el rodaje de ‘La Piel que Habito’ que fue más duro. Yo venía casi como un soldado raso a esta película, sin galones, muy desnudo, en posición de escuchar y de estar absolutamente maleable para que él pudiera jugar conmigo. Eso era muy importante para mí y creo que él lo entendió desde el principio, al finales de la `primera semana él se dio cuenta de la disponibilidad que había por mi parte y yo notaba que me iba dejando ir. Hubo un momento en el que estábamos jugando un pin-pon muy interesante.
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