Ficha técnica
Por segundo año consecutivo, el Círculo de Bellas Artes convierte su salón de baile en un refugio climático donde acudir para resguardarse del calor y en el que los visitantes pueden relajarse, leer, jugar al ajedrez o simplemente dormir. A la vegetación y las zonas de descanso se suma este año un 'siestódromo': un conjunto de hamacas y colchonetas diseñadas para el descanso.
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