Mario Vargas Llosa recibe el premio a madrileño del año

Ficha técnica


Fecha 10/10/2022
Parte 2
Duración 00:38:50
Sonido Totales y Ambiente
Edición Editado
Localización Madrid
Firma Europa Press

Mario Vargas Llosa recibe el premio a madrileño del año. José Luis Martínez-Almeida llega al teatro acompañado de una mujer y saluda a los allí presentes. La vicealcaldesa, Begoña Villacís y Esperanza Aguirre tampoco se pierden el acto. Xandra Falcó acude como parte del jurado y aprovecha los minutos previos al evento para entablar conversación con sus conocidos. A su llegada, Mario Vargas Llosa posa junto a Isabel Preysler, ambos muy felices por el premio que va a recibir el Premio Nobel de literatura. Isabel Preysler atiende al acto desde la primera fila, sonriente y orgullosa de ver a su pareja recibir tal reconocimiento. Xandra Falcó lee el acta al segundo premio madrileño del año, desvelando las razones por las que el jurado le concede el premio: "el jurado valoró, en la persona de Mario Vargas Llosa, su amor a Madrid, su defensa en distintas tribunas a la unidad de España, su promoción del español como lengua común de todos los iberoamericanos además de haber sido, en múltiples ocasiones, embajador de Madrid, no por cargo, sino con más mérito por amor a la ciudad en la que vive desde hace años. Es un ejemplo de nuestro espíritu madrileño de acoger, como tal, a todo quien quiera serlo. Enhorabuena". José Luis Martínez-Almeida dedica unos minutos al premio Nóbel de literatura, reconociendo que es el mejor representante del espíritu madrileño: "honestamente, tengo que decir, que no puedo pensar en una persona en que pueda mirarse a sí mismo como en un espejo y en la que se puedan ver los rasgos que le hacen única y reproducidos tan fielmente como los rasgos que presenta Mario Vargas Llosa. Y al mismo tiempo, que se identifica con el alma de Madrid" "en él, uno no sabe dónde empieza el español y dónde termina el peruano, dónde comienza el americano y dónde termina el europeo, dónde empieza el madrileño y dónde termina el arequipeño". Mario Vargas Llosa nombra a Isabel Preysler en su discurso de agradecimiento, asegurando que les une su amor por Madrid: "gracias a Isabel, que está allí muy quieta, usted es una madrileña más antigua que yo pero ahí nos vamos en nuestro amor a Madrid y en nuestra simpatía por esta ciudad que nos ha acogido con tanto cariño". Recuerda cómo, en su época de universitario, sufrió problemas económicos que impidieron que consiguiera su diploma: "yo no estuve en condiciones de explicar por qué había olvidado recibir ese diploma pero probablemente porque, en los años de estudiante en la complutense, yo fui, como muchos estudiantes en el Madrid de ese tiempo, un estudiante que tenía problemas económicos considerables pero que, en el ambiente de Madrid, parecían irrisorios". Al terminar el evento, Luis María Ansón sale del Teatro Real brazo de María Eugenia Yagüe, seguido, a los pocos minutos, por Esperanza Aguirre. Discurso de Mario Vargas Llosa: Señoras, señores, señor alcalde de Madrid, señor alcalde de ¿qué ciudad es? Oviedo, alcalde de Oviedo. Señoras y señores, me siento verdaderamente abrumado con las palabras tan generosas que se han dicho en este púlpito y, desde luego, con el recibimiento de madrileño del año, algo que desborda mis más vanidosos secretos. Creo que tengo que agradecer al señor Fujimori, que en un momento dado nos privara de la nacionalidad peruana a mi familia y a mí, porque gracias a esa decisión, vivo en Madrid y me siento un madrileño, como acaba de decir en palabras tan cariñosas el señor alcalde. Al señor alcalde lo escuché hace algunos años en un congreso de la organización que yo presido, y fue un texto realmente bellísimo. Un texto que superaba esas frases cariñosas que se dicen en estas ocasiones. Fue un texto muy hermoso en el que el alcalde de Madrid enumeraba, con verdadera sabiduría, la doctrina liberal. Y desde entonces, me siento muy próximo del señor alcalde porque yo también soy un liberal. Creo que pertenecer a Madrid, ser un madrileño, significa un honor. En Madrid ningún extranjero recibirá, alguna vez, esa actitud de cierta hostilidad que casi todas las ciudades en el mundo muestran a los extranjeros. Porque Madrid está acostumbrada a ser una ciudad de nacionales y extranjeros en el que unos y otros se mezclan en buena amistad. Creo que Madrid debe estar orgullosa de esta costumbre, según la cual, ninguno de los extranjeros que viven en Madrid, yo lo sé por experiencia, serán interrogados jamás por aquella ciudad de dónde vienen. Porque los madrileños están acostumbrados a tratarse de igual a igual con gentes que proceden de todo el mundo. Entre ellos, desde luego, con muchos latinoamericanos. Vivir en Madrid es un verdadero placer. Entre otras cosas, por ese sentimiento de igualdad con que los madrileños reciben a todos los visitantes, visitantes que alcanzan una cierta permanencia en esta ciudad tan querida de ellos. Jamás me han preguntado, en los años que llevo viviendo en Madrid, de dónde vengo, porque los madrileños están acostumbrados a alternar con gentes que vienen de todas partes. Qué decir de los muchos latinoamericanos que están presentes en Madrid. Desgraciadamente, los golpes de estado, que han sido la gran tragedia de nuestra historia, han arreado a muchos latinoamericanos a vivir en Madrid y los madrileños les han recibido con extraordinaria generosidad, sin preguntarles muchas veces de dónde vienen, simplemente, recibiéndolos con los brazos abiertos y facilitándoles la posibilidad de vivir en Madrid. Por eso, recibir esa honradísima mención de madrileño del año, lo recibo como un honor. Lo recibo también como una obligación de seguir a Madrid en lo mejor que Madrid tiene, en ese espíritu universal que se abre a todo el mundo sin prejuicios, sin inquinas, en franca amistad. En realidad, mi vieja relación con Madrid tiene ya muchos años. Aquí terminé mi universidad en el año muy lejano de 1954 en una ceremonia que hubo en mi alma máter, que es la universidad de Madrid. El rector se preguntó si no había recogido yo el diploma del doctorado porque tenía problemas económicos y seguramente fue así. Yo no estuve en condiciones de explicar por qué había olvidado recibir ese diploma pero probablemente porque, en los años de estudiante en la Complutense, yo fui, como muchos estudiantes en el Madrid de ese tiempo, un estudiante que tenía problemas económicos considerables pero que, en el ambiente de Madrid, parecían irrisorios. Hice muchos amigos en la universidad de Madrid: madrileños, sevillanos, asturianos y catalanes. Desde entonces, me he sentido siempre en mi casa en esta ciudad. Gracias a Isabel, que está allí muy quieta, usted es una madrileña más antigua que yo pero ahí nos vamos en nuestro amor a Madrid y en nuestra simpatía por esta ciudad que nos ha acogido con tanto cariño. Aquí he escrito buena parte de mi obra, de tal manera que, por esa razón, ese premio Nobel de Literatura que tuve el honor de recibir, en cierta forma, a mí me trajo muchos recuerdos de Madrid y, seguramente, esta es una ocasión de más para recordar esos recuerdos. Creo que los latinoamericanos tenemos que sentirnos orgullosos de que España nos hubiera descubierto. ¿Han, ustedes, pensado alguna vez en las ventajas que tiene generar esa herencia española que es la de tantos latinoamericanos? ¿Qué ocurriría si fuéramos europeos? Qué difícil orientarse en ese mundo de tantas lenguas. Qué difícil si fuéramos africanos, porque allí, las lenguas son tan numerosas como en Europa. En América Latina, con la excepción del Brasil, donde cada día más gente habla español, uno puede viajar de México al Perú y de Colombia al Paraguay oyendo hablar su mismo idioma, un idioma maravilloso que se ha ido abriendo paso por el mundo sin que, dicho sea de paso, ningún gobierno haya trabajado en este sentido. Ha sido la facilidad del idioma y la manera cómo estas estructuras del idioma facilitaban su impresión a lo largo del mundo, por lo que el español es, hoy día, después del inglés, la lengua que más rápidamente se instala y se comunica en el resto del mundo. Los méritos de Madrid, por eso, son enormes y nadie como los latinoamericanos ha sabido recibirlos. Creo que España vive los problemas de la modernidad, no los vivía antes pero ellos estaban ocultos. Ahora están presentes y, en este país, profundamente democrático por elección de sus ciudadanos, irá encontrando fórmulas de sosiego, de amistad, que vayan poco apoco, acabando y dando una solución a estos problemas. En todo caso, nuestra función, la de los latinoamericanos que vivimos en España, es ayudar a que España sea grande, a que España sea importante en el mundo. Que sea una presencia que lleve una ayuda a los países que la necesitan y que, junto con nuestros hermanos españoles, demos esa hermosa batalla, que es una batalla, por la libertad. Yo he visto cómo la libertad ha ido cuajando poco a poco en España hasta convertirse en una fuente de la que maman todos los españoles, sin ninguna excepción. Quienes pretenden alejarse de España, maman también de estas fuentes riquísimas que tiene España y de la que los latinoamericanos somos una expresión. Todo esto, para decirlos que me siento profundamente madrileño, y más, a partir de esta noche, luego de recibir esas palabras maravillosas con las que he presentado esa mención de Madrileño del año. Convierto, a partir de este momento, en una obligación y una misión. Señoras, señores, estoy muy orgulloso de recibir este premio. Me comprometo, una vez más, a hacer de esta ciudad, de este país, algo hermoso, sustantivo, que se refleje en las cosas que escribo, sin ninguna duda. Y que gracias a reuniones como la de esta noche, a mí me conmueven profundamente. Estuve con el director de este teatro desde el principio, como él ha recordado, y ahora, qué hermosura, Madrid es una de las grandes ciudades donde se pueden oír operas y donde los directores, cantantes, músicos más entrañables y brillantes compiten por estar. Por fin, Madrid es una ciudad literaria y musical. A todos nos enorgullece lo que ha hecho Gregorio por este teatro. Este teatro, en el que estamos con frecuencia, nos honra y, de alguna manera, nos acredita entre las ciudades más musicales y más airosas de su música en el mundo entero. Gracias, Gregorio, por haberme acompañado, haberme citado en tu compañía para ayudarte en esta operación que parecía tan difícil, de convertir a Madrid en una ciudad musical en una gran ciudad musical. En fin, creo que a lo largo de esta intervención he mencionado muchas de las razones que tenemos para amar y sentirnos solidarios de Madrid. Pueden ustedes estar seguros de que, a partir de esta noche, me sentiré mucho más madrileño de lo que ya soy y de que contribuiré, en la medida de mis fuerzas, a engrandecer de una manera visible, notoria, a esta ciudad, que es para mí, inseparable de la libertad. Madrid, libertad, son como los términos inseparables por los que todos debemos luchar. Porque esa libertad que hoy día florece en Madrid, es nuestra mejor garantía de futuro. Verdaderamente, la libertad es el perfume que se respira en las calles de Madrid. Es una obligación de todos los madrileños mantenerla, configurarla, aceptarla como lo que es. Una forma de alcanzar la mayor expansión, realidad en la que, desde luego, todos nosotros estamos empeñados. Muchas gracias por este magnífico premio que, como digo, compromete mi gratitud. Muchas gracias al señor alcalde por sus palabras y muchas gracias a todos los miembros que me han honrado esta noche concediéndome esta notabilísima mención de madrileño del año. Muchas gracias. Recursos de los invitados entrando y saliendo del Teatro Real. Recursos de Mario Vargas Llosa e Isabel Preysler posando en el photocall. Discurso de Xandra Falcó. Discurso de José Luis Martínez-Almeida. Discurso de Mario Vargas Llosa.

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