Ficha técnica
La red ciudadana de apoyo a presos de ETA Sare ha asegurado este sábado que "la convivencia en Euskal Herria no será fruto del olvido", sino de "la voluntad compartida de avanzar" y ha afirmado que apostar por la reintegración de quienes cumplen condena tras más de 15 años de la desaparición efectiva de ETA es "apostar por una sociedad más humana y más cohesionada". A la conclusión de la II Conferencia de Sare celebrada este sábado en Bilbao, María Jáuregui, víctima de ETA, y Joseba Azkarraga, portavoz de Sare, han dado lectura a un manifiesto en el que han apostado por una "convivencia, memoria, respeto y futuro compartido basada en los derechos humanos" que exige de "un esfuerzo plural donde personas con ideologías diversas, prioricemos la defensa de los derechos humanos, de todos los derechos para todas las personas". Según han advertido, "no se puede alargar más situaciones injustas que nos afectan individual y colectivamente". "Euskal Herria ha recorrido un largo y doloroso camino marcado por décadas de confrontación, violencia y sufrimiento. Son muchos años de una convivencia quebrada", han dicho, para añadir que "hoy transitamos un tiempo en el que intentamos construir una convivencia normalizada, basada en el respeto a los derechos de las personas y que se irá adaptando de acuerdo con las decisiones de la ciudadanía". En esa línea, han señalado que "estamos llamados todos a construir una sociedad nueva: más justa, más libre y profundamente humana" y han subrayado que "ese futuro común solo es posible desde una mirada honesta no solo del pasado, sino también del presente". Tras afirmar que "nadie debe ser obligado a olvidar lo que ha vivido", que "el dolor de las víctimas merece respeto y reconocimiento sin ambigüedades" y que "su sufrimiento no puede ser relativizado ni instrumentalizado políticamente por intereses espurios y su memoria debe ser parte esencial de la ética pública compartida", ha añadido que ese reconocimiento "debe alcanzar a las víctimas de las diferentes violencias sufridas en nuestro país, incluyendo a quienes sufrieron torturas, persecuciones injustas o actuaciones ilegítimas que quebraron derechos humanos básicos". En ese sentido, han defendido que "todas esas heridas, distintas en naturaleza y contexto comparten una misma razón: la vulneración de la dignidad humana". Por ello, han dicho, "nos rebelamos contra quienes defienden diferentes categorías de víctimas" porque "no hay víctimas de primera o de segunda", sino que "el respeto y el reconocimiento deben ser iguales para todos". Asimismo, han afirmado que "nadie está legitimado para medir la intensidad del dolor de una víctima en función de quién haya causado ese dolor". Por ello, han dicho, "el recuerdo de todas las víctimas, de los actos violentos que sufrieron, no puede convertirse, desde el rencor y el ánimo de revancha, en obstáculo para la convivencia, sino que debe ser fundamento básico de una sociedad más consciente, más fuerte y humana". "Una sociedad que aspira a ser verdaderamente democrática y madura, no puede dar la espalda a los derechos de aquellas personas que buscan rehacer sus vidas, y que hoy continúan privadas de libertad o deportadas o exiliadas, debido a la aplicación de leyes y prácticas penales y penitenciarias de carácter excepcional", han mantenido, para que se les aplique una legislación penitenciaria ordinaria. A su entender, "el respeto a sus derechos, incluido su derecho a la vuelta a la sociedad, a la resocialización, a normalizar sus vidas, en base al compromiso de no reiteración y una posición sinceramente respetuosa con las personas que sufrieron y sufren por sus hechos, es también una forma de fortalecer los valores que nos unen: la justicia y la humanidad". Según han indicado, "el sistema penitenciario democrático de reinserción social, debe basarse en el respeto a los Derechos Humanos y en la idea de que las personas privadas de libertad, deportadas o exiliadas, deben de tener la oportunidad de reintegrarse en la sociedad, en lugar de enfocarse únicamente en el castigo". En ese sentido, han recordado que la legislación penitenciaria posibilita "otras formas diferentes de cumplimiento, que la estancia en prisión" y han insistido en que toda política penitenciaria "debe regirse por los principios de legalidad, igualdad y dignidad humana, sin excepciones que vulneren el Estado de Derecho ni la finalidad resocializadora de la pena". La cárcel, han remarcado, "no debe ser un lugar donde se prolonga el sufrimiento, sino un espacio donde se abren caminos para la reparación y el regreso a la vida en libertad, con responsabilidad". Desde Sare han considerado que "apostar por la reintegración de quienes cumplen condena tras más de 15 años de la desaparición efectiva de ETA, es apostar por una sociedad más humana y más cohesionada". "Convivir no significa olvidar ni exigir renuncias a la verdad. Tampoco equivale a igualar todas las memorias o diluir responsabilidades. Es necesario el reconocimiento de los hechos y la asunción de la responsabilidad que a cada cual compete", han subrayado. Según han reconocido, "es innegable que distintos actores, tanto personales como institucionales, cada uno al ritmo que considere adecuado o en función de sus circunstancias, van avanzando en esta dirección". En esa línea, han añadido que "solo desde el reconocimiento se podrá avanzar, aumentar la confianza y generar empatía". "Convivir es, sobre todo, aprender a mirarnos sin resentimientos ni ánimo de venganza. Es sostener la memoria sin convertirla en arma. Es aceptar la pluralidad de relatos sin renunciar a los valores democráticos y a la dignidad de todas las víctimas", han dicho, para asegurar que esta forma de entender la convivencia "facilitará intercambios más intensos de opiniones y sentimientos, en beneficio de todos". Sare ha defendido que "la convivencia en Euskal Herria, no será fruto del olvido, sino de la voluntad compartida de avanzar, de construir puentes donde hubo muros, de soltar donde hubo nudos, de reconocer al otro sin dejar de ser uno mismo". En esa tarea, ha concluido, "todos tenemos un lugar, porque el futuro de nuestra sociedad no puede ser solo la ausencia de violencia, sino la presencia activa de la empatía, la justicia y la solidaridad".
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